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In the Dark -Gaiden parte 2-

Hola minna-san~~ Les dejo la segunda parte :)
Para mi Mabe querida y que no me siga odiando Hahaha
Bien... sin tanto rodeo, ¡¡les dejo la conti!!

Enjoy it :)

Comenten~~~

GAIDEN I: “FERVIENTE DESEO” [Parte 2]



Los meses pasaron en los cuales la mayoría de las personas nos mostraban la ley del hielo. Poco me importaba lo que los demás pensaran de mí pero, no podía soportar que Chinen no se atreviera ni a mirarme feo. Era totalmente ignorado por todos, pero al menos me alegraba solamente ser odiado y no sufrir nada más que eso. De ser alguien más, de seguro sería golpeado del diario. Daba gracias que en este instituto solamente asistíamos hijos de familias importantes y nos basábamos en la democracia y no en la batalla. 
-Chez, de nuevo me dejaron colgado mis padres- era la enésima vez que Yamada se quejaba en el día. 
Yo estaba bebiendo agua de la fuente en esos momentos, mientras él permanecía a mi lado, viendo de seguro las miradas que los demás nos daban.
Así nos la pasábamos la mayor parte del tiempo, siendo seguidos por miradas agresivas y despectivas que todos, absolutamente todos en la escuela nos enviaban. Y aún así, Yamada sabía hacerme reír en momentos como estos, con sus babosadas y su tonta sonrisa juguetona con la que contaba. Me alegraba haber elegido a Yamada como mi amigo.
-Y bien~ ¿Qué harás esta noche Yutín?- su voz era algo sensual. Hasta daba la impresión que me coqueteaba. 
Al principio no entendí la indirecta, pero luego volteando un poco, a sólo unos pasos pude ver la cara inexpresiva de Chinen dirigiéndose a donde nos encontrábamos. Mi corazón se detuvo y esa mirada entristecida apareció en mí, pero al menos Yamada estaba tan concentrado en intentar provocar a Chinen que no me prestaba atención. Él estaba tontamente convencido que le causaríamos pesares a Chinen si nos portábamos cercanos, cosa que yo negaba pues no creía que le importáramos. Tal vez Yamada veía algo que yo no, pero era demasiado cobarde como para observar a Chinen, tanto que inmediatamente después de verlo, agachaba la mirada apenado.
-No haré nada- 
-¿Nos reunimos en donde siempre?- me picaba la mejilla sonriente. Como me hartaba que coqueteara conmigo.
-No... No haré nada pero ya quedé en una cita con alguien más- tomé mi mochila y comencé a caminar. Tal vez así entendería que Chinen no nos prestaba la menor atención.
-¡¿QUÉ?! ¡ME ESTAS ABANDONANDO!- alzo la voz. Podía parecer ante la vista de todos como si dos enamorados estuviesen teniendo su primera pelea.
-No, pero Koya solamente puede conectarse hoy y no pienso dejarlo plantado. Hay cosas de las que debo hablar con él- susurré para que nadie más oyera, nadie aparte de Yamada claro está.
-¡Y ME DEJAS POR UN AMIGO CIBERNÉTICO! ¡¡EL COLMOOOOOO!!- Y lo gritó. Creo que debería ponerle cinta adhesiva en la boca. Al menos así se quedaría callado y no diría cosas imprudentes.
-¡Cállate!- enrojecí de nuevo. Ahora lo único que me faltaba era que también me catalogaran de amante de los roles de juego.
-¿Cómo pudiste? ¡Soy tu amigo! ¿Me miras? ¡SOY DE CARNE Y HUESO! – Comenzó a pellizcarse por todos lados- ¿Qué tiene él que no tenga yo?- parecía un novio encelado.
-Yama-chan por favor... – mi voz estaba temblorosa.
-De seguro tiene más carisma, es más bello y... lo tiene más grande.- Y ahí estaba. No podía creerlo. Chinen había reaccionado ante esa pequeña discusión que teníamos.
Ambos volteamos a verle. Estaba de brazos cruzados frente a nosotros con la boca cubierta. No hacía frío pero según él, Yamada le había dejado una cicatriz espantosa que a cualquiera haría correr y por ese motivo no quería que nadie lo viera. Tenía miedo de quedarse sin admiradores. Tonto a mi parecer porque al menos dudaba que alguien estuviese con él por su físico. 
-Más grande que...- Yamada parecía ser el más sorprendido -¡Oye! ¡No te permito que hables así de mí!-
-Yama-chan- intenté detenerlo, no quería que se peleara de nuevo con él.
-Bueno, no lo culpo. Si tuviese que elegirte a ti como compañero y amigo, de seguro yo también me buscaría relaciones por internet. Incluso comenzaría a considerar a las ratas como mis aliadas- su sonrisa burlona y de superioridad me estaban espantando. ¡Estaba provocando a Yamada!
-Pedazo de mi*erda andante... ¡RETRÁCTATE!- Lo tomé de la cintura para jalarlo hacía mí. Pero por más que jalaba, el pequeño cuerpo de Yamada contenía unas fuerzas bestiales que nos estaban haciendo avanzar en vez de detenerlo.
-Que miedo... ¿Qué puede hacerme alguien como tú? No me retractaré de nada por algo que tú digas. – Comenzó a caminar altivo. Estaba demostrando que nadie podía tocarlo.
-Serás un... – logró zafarse de mí y hacerme caer al suelo. Apenas abrí mis ojos noté como Yamada se dirigía de nuevo hacia Chinen con los puños en alto. Mi corazón se aceleró, no quería que se volviera a meter en peligro y sin pensarlo, me levanté a prisa.
-¡Cuidado Yuri!- grité aventándome hacia él y tacleándolo. Yamada logró golpearme en la espalda con fuerza, pero no como para romperme algo.
Chinen y yo caímos con fuerza al suelo, pero no se lastimó debido a que yo lo abrace y movilicé mi cuerpo con tanta rapidez que nos hice girar, cayendo Chinen sobre mí. 
Quedamos así por unos instantes. Yamada me veía con asombro, los demás también. Yo seguía sosteniendo a Chinen con fuerza y fue hasta que Yamada pronunció mi nombre que me di cuenta de lo que había hecho. 
Al principio pensé en lanzarme sobre Yamada para impedir que golpeara a Chinen pero, por unos instantes, la sola idea de abrazar a Chinen hizo que mi cuerpo actuara solo y sin pensarlo, me lancé para abrazarlo. Deseaba tanto sentir su pequeño cuerpo entre mis brazos que poco me importaba lo que pasara después. 
-¡Yuto!- gritó con más fuerza Yamada.
-¿Qué crees que haces?- Chinen gritó espantado, moviéndose lo más rápido que pudo al darse cuenta de su situación.
-¡Lo siento! – Grité y lo solté, empujándolo al frente para levantarme veloz y tomar a Yamada de la muñeca, huyendo del lugar. 

Koya say: ¿Y sólo pudiste pensar en eso? No me imagino la cara de todos cuando huiste con tu amigo. ¡Ja! [:D]
Yuto say: No te rías Koya... Fue muy espantoso todo [D:] Casi pensé que sería golpeado como Yamada por lo que hice [><] Aún temo que en la noche vengan por mí
Koya say: ¿Tanto te arriesgaste? Pero fue porque querías abrazarlo ¿No?
Yuto say: Lo deseaba... Pero ahora temo lo peor [Y.Y]
Koya say: No temas Yutín, no creo que hayas hecho algo grave. Es más, lo salvaste. 
Yuto say: Si pero... Ahora por eso Yama-chan no me quiere hablar... Creo que compliqué las cosas más... Hay Koya, ojala tuvieras una fórmula para que las cosas se mejoren [TOT]
Koya say: Uhmmm... Déjame ver. Puede que si tenga por ahí un truco. [^^]
Yuto say: ¡Rápido! [TAT]
Koya say: No me apresures [¬¬] ¡y ya encontré lo que necesitas! [:D] Chécate esta página, me la ha pasado un amigo y creo que te servirá [: D] (www.fairyyoko’s.hechizos.com)
Yuto say: ¿Un mago? [:V] Nunca lo habría pensado. ¡Gracias Koya! ¡Vales mil! [;D] 
Koya say: A veces me pregunto si eres hombre [= =]
Yuto say: [;A;]
Koya say: [XD]
Koya say: ¡Ah! He sido descubierto ¡Nos vemos Yutín y me dices qué tal la fórmula que te he enviado! ¡Besos niño/a! (¿?) ¡Hasta pronto!
Koya ha cerrado sesión. Sesión finalizada el X de XX de XXXX

Hablar con Koya me hizo mucho bien, sabía dar buenos consejos y hasta ahora era el único que sabía quien me gustaba. Hasta lo creía un mejor amigo que Yamada pero, no tan bueno. 
Le hice caso a su consejo y gracias al cielo que pude encontrar lo que buscaba.
Había una fórmula mágica donde todo lo que había hecho podía arreglarse, solo bastaba de esparcir el polvo por el aire y todo se remediaría. Este mago Yoko si que era muy bueno. 
Mientras navegaba por su sitio, más me daban ganas de comprar la fórmula aunque, era algo cara, pero valía la pena. 
Estaba tan emocionado pensando que al dar un clic, algo aún más sorprendente apareció ante mis ojos. No pensé que algo así existiera pero, los hechiceros podían hacer de todo.
-Fórmula de amor~- susurré.
Las instrucciones de uso no estaban claras pero, al parecer era efectiva. Mi corazón comenzó a latir, mis manos a sudar y mi boca se secó. Todos los pensamientos de lo que podría hacer con ella y de cómo Chinen podría amarme se comenzaron a crear en mi mente. Imágenes bellas de nosotros dos amándonos. Necesitaba esa pócima. 
Pero al ver el precio casi me caigo de la silla. ¡Costaba más de lo que había podido tener entre mis manos toda la vida! ¿Valía la pena? Y como respuesta, un comentario decía “Vivimos tan bien ahora. Gracias Yoko”. Eso fue lo que me hizo cambiar de parecer y pedir la botella. 
Esperé alrededor de 5 semanas y gracias a la intervención de Koya, me cobraron menos de lo mencionado. Es bueno tener amigos que conozcan a hechiceros. 

Yamada no me hablaba aunque intentaba explicarle lo sucedido, claro, omitiendo la parte de que deseaba abrazar a Chinen. Quería contarle sobre mis planes pero, creo que si en estos momentos le confesaba que amaba con locura a quien casi lo mata, terminaría odiándome, así que decidí ocultarlo por el momento de él. Si todo salía a la perfección y lograba hacer que Chinen me amara, le confesaría todo a Yamada, pero sólo si todo salía bien. No tenía dudas de que podía funcionar pero, ¿Qué pasaba si cometía un error grave y le daba a otro la pócima? Ese tipo de pensamientos invadían mi mente. 
Armado de valor, leí paso a paso lo que tenía que hacer. Debía hacer que tomara un poco de agua con la fórmula y luego de eso debía besarlo. Mis nervios me traicionaban al pensar en si quiera dar ese paso con él. Pero si era necesario besarlo, lo haría por el bien de nosotros. 
Lo esperé fuera de clases para darle agua, pero cuando el momento llegó y le hablé, me ignoró. Se me había olvidado que me odiaba. Mis esperanzas se agotaron. Estaba tan deprimido que quería desaparecer y no volver a revivir nunca más. 
Sin embargo, no me iba a rendir. Al fin tenía mi felicidad entre las manos y no iba a dejarlo ir. Por bastante tiempo lo anduve siguiendo esperando el momento preciso de darle la fórmula pero, desgraciadamente siempre fallaba y el agua terminaba regada por todos lados. Ahora sólo me quedaba un trago de la dichosa fórmula y ya no tenía el dinero suficiente para otra. ¿Qué haré?
-Yamada... Ojalá no estuvieras enojado conmigo- sollocé –Al menos así me darías consejos...- 
Estaba deprimido, no asistí a clases porque temía que comenzara a llorar. No quería verme más patético de lo que era, así que me escondí en el salón de artes al fondo del pasillo. Ahí nadie me vería. 
-Soy un tonto- lloraba en silencio, abrazando mis piernas y ocultando mi cabeza dentro del hueco que formaban, con la fórmula a un lado. No quería ver a nadie y no quería que nadie me viera.
Pero estaba destinado a ser sorprendido ya que, sin previo aviso, alguien entró por esa puerta. 
Me quedé congelado, estaba llorando algo fuerte y mis lágrimas no podían ser detenidas por nada y ahora alguien me descubriría. Lo peor era que, al alzarme un poco, aquella persona que estaba ahí al frente mío era nada más ni nada menos que Chinen. Estaba buscando algo, creo que había dejado olvidado algún objeto acá, sea lo que sea, se acercaba peligrosamente a mi escondite. 
Era mi oportunidad. Él estaba solo y el momento era preciso. Podía sorprenderlo y luego darle a beber el agua para que se calmase pero, si no me aceptaba el agua sería mi perdición. Era bastante orgulloso y por tal motivo no aceptaría mi agua a menos que fuera la última en todo el mundo entero, claro, eso si se dignaba a siquiera pensar en agua dado que también puede beber sangre.
No podía pensar en nada claro y Chinen se acercaba. Ninguna idea atravesaba mi mente, me quedaba poco tiempo, tenía que pensar en algo pronto o perdería la oportunidad de mi vida. 
-¿Dónde lo dejé?- oí su voz tan cerca de mí que casi podía jurar que lo dijo susurrando a mi oído. 
Mi corazón palpitaba y, llevado por mis deseos, tomé con fuerza la botella y me eché a la boca el bocado que quedaba. Necesitaba besarlo, un simple beso en la boca y él seria mío. 
-Acá no está- oí como se alejaba. “¡No! ¡No debo dejar que se aleje!”
Tomé un respiro y me levante haciendo ruido, a lo cual él reaccionó. Me miró como intentando comprender quien era y lo que hacía en ese lugar, hasta que se dio cuenta.
-Tú~ - frunció el seño y decidió relajarse, girando su cuerpo para llevarlo a la salida. 
No permitiría que escapara y, apretando mis puños, salí a prisa sin darle tiempo de reaccionar y lo aventé contra la puerta, lo giré y le quité la bufanda. Cerré los ojos y lo besé.
Sus labios eran suaves, helados pero suaves. Su aliento golpeaba contra mi rostro, estaba tan cerca de él que la felicidad inundaba todo mi ser. Casi podía pedir que me mataran en ese mismo instante. 
Pero la felicidad desapareció cuando sentí su forcejeo, así que me apresuré a hacer que tomara la pócima. Empujé como pude el agua hacia su boca y no dejé que se apartara hasta que se bebiera el líquido.
Cuando al fin lo hizo, me retiré por aire y él también, cubriendo su boca y tosiendo con fuerza.
-¡Qué rayos me diste!- gritaba furioso. – ¡Maldita basura!- tosía como si quisiera con eso sacar lo que le había dado.
“Tal vez eso no contó como beso, necesito besarlo bien” pensé, al ver que no dejaba de insultarme.
-Yuri- susurré.
-No te atrevas a llamarme así. ¡No te di esa confianza!- me gritó, tomando su bufanda para cubrirse la boca – ¡Qué asco!- 
-Me gustas~- apena susurré. Mi voz se desvaneció y al parecer aquella palabra sorprendió un poco a Chinen ya que quedó en silencio. 
-No... No me digas- respondió sarcástico y fue cuando se dio la vuelta. Sus ojos estaban en tono rosado encendido, lo que significaba que la fórmula estaba haciendo efecto. ¡Ahora sólo tenía que besarlo!
-Es verdad...- le dije con seguridad.
-¡JA! ¿Te gusto yo o mi estatus? Porque alguien como tú es más para basuras como Yamada. ¿Qué no se amaban?- tenía esa mirada sarcástica. Eso estaba logrando hacer que perdiera mis fuerzas y confianza en besarlo. Ahora que lo pensaba claro ¿Qué pasa si lo enamoro? En algún momento la fórmula se acabará y él me dejará. Pensamientos con eso poblaron mi mente y me hicieron entristecer.
-No miento... No mentiría con algo como eso- mi voz comenzaba a quebrase –Tú me gustas por lo que eres... No por tu estatus- 
-Como si fuera a creerte- apenas terminó de decir eso, tuvo que apoyarse sobre la mesa de trabajo. Estaba mareado. Creo que la pócima tenía eso como efecto secundario.
-Yuri...- extendí mi mano para agarrarlo.
-¡Déjame!- gritó enojado y apartó mi mano – Tú eres igual a todos... ¿Que me quieres? Sólo quieres quedar bien asegurado en una familia rica-
-Te equivocas-
-¿Sabes cuántos han intentado comprarme con eso? ¡No caeré! ¡Todos ustedes son una basura!- no dejaba de mirarme. Me estaba intimidando.
-¡Yo no soy así! ¡De verdad me gustas mucho! Siempre... Siempre te he mirado por lo que eres y no por lo que ofreces- mis lágrimas no aguantaron y comenzaron a rodar por mis mejillas.
-Eso es sólo por apariencia...-
-¡No! ¡Tú me gustas!-
-Deja de repetirlo~ -se talló la cabeza. Le estaba doliendo. – ¿Quieres ver que si?-
Se paró seguro al frente mío. Yo seguía un tanto temeroso de que terminara odiándome más de lo que podía ser capaz, pero aún si me hiciera algo no dejaría de quererlo.
-Esta es la marca que tu querido amigo me dejó... –Y al decir aquello, la bufanda que llevaba puesta dejó de cubrir su rostro.
Quedé horrorizado. Había una gran cicatriz que iba desde el cuello hasta la parte baja del labio. Estaba totalmente enrojecida y las suturas que tenía alrededor la hacían ver asquerosa. Casi parecía tener vida de lo fuerte que palpitaba y de lo gruesa que estaba. Me llevé las manos a la boca con horror.
-¿Lo ves? Solamente era apariencia. Ahora te debo dar asco, y es algo normal porque todos aquellos que la han visto sólo pueden verme con ojos de asco. Y así te atreviste a besarme. –sonrió enmarcando más la cicatriz con eso. Se había estirado tanto que juraría que podía ver los músculos de su barbilla junto a algunos huesos. –No vuelvas a decir que te gusto.- y dicho aquello, me miró con desprecio en los ojos y totalmente serio.
Aún si me gustaba su apariencia, no era eso lo que me había hecho quererlo. No tenía claro qué era pero, no iba a dejar que pensara eso. Yo no lo veía con asco, si aquél era su único defecto entonces estaba bien porque todos tenemos alguno. Solamente había que ver sus virtudes y aquello no importaría.
-Yo...- hablé, colocándome al frente de él y centrando mi vista en sus ojos. –No quiero que pienses eso de mí. No me importa tu apariencia, tampoco tu estatus o si corre sangre noble por tus venas.- respiré tranquilizándome de los nervios –Tú me gustas por lo que eres, por tu forma de ser ya sea buena o mala... Extrañamente tu forma agresiva de reaccionar hace que mi corazón se acelere al igual que cuando muestras tu forma dulce de llevar las cosas- toqué mi pecho, sonrojándome- haces que me nervie el sólo verte pasar por los pasillos. Me hace feliz verte sonreír pero, lo que más me acelera es sentir que me ves. Cuando tus ojos se posan en mí y cada mañana me diriges un simple “Hola” basta para hacer de mi día el mejor de todos. Aún si no ha sido dirigido solamente a mí... Y eso es porque... Te amo Yuri... Te amo demasiado- cerré los ojos muy avergonzado. Había abierto tanto mi corazón que las palabras salieron. ¡Oh no! No era el momento de decirle eso. “Se reirá de mí” pensé.
Pero al alzar la vista, lo primero que vi fue aquella expresión de incomprensión en su rostro. “Si no me ha entendido en palabras, tal vez pueda entenderme en acciones” me dije interiormente. Así que, tomando aire, me acerqué a pasos lentos hacia él y, posando mi mano sobre su rostro, acaricié la cicatriz y luego de eso, lentamente me incliné. En un suave beso terminé por declararme a él. Lo besé con tanta intensidad que casi sentí que mi cuerpo se deshacía en ello. 
Luego de apartarme, pude ver como el color rosa que había invadido su iris se desvanecía, dando lugar a ese tono carmesí con el cual se caracterizaba la mirada de cualquier vampiro. Pero la diferencia era que, ahora parecía tener cierto brillo en él. Un brillo tan extraño y cautivante para mí que sin pensarlo, comencé a acercarme de nuevo para besarlo pero, justo cuando rosaba sus labios, él me apartó con fuerza y salió a prisa del lugar. 
Cuando reaccioné él ya no estaba. Intenté seguirlo pero para cuando yo salí al corredor, su figura había desaparecido. Creí que había cometido un error y solamente tomé mis cosas y me eché a correr con lágrimas en los ojos, llegando a la habitación asignada. El único problema era que había olvidado que Yamada también vivía ahí conmigo.
-¡Yuto! ¡No me espantes así!- Dijo fuertemente, al parecer estaba durmiendo.
-L-Lo s-siento- susurré. Pero mis piernas perdieron fuerza y caí al suelo de rodillas, llorando con tanta fuerza que pudiera jurar que iba a llenar una tina con mis lágrimas.
-Yuto~ -Yamada se me acercó y me abrazó. – ¿Qué te ha pasado?- y aunque parecía preocupado, ninguna palabra salió de mi boca.

Suspiraba pesadamente. El día anterior había sido el mejor y el peor de mi vida. De verdad no quería entrar a clases y mucho menos ver a Chinen pero, no tenía elección. Yamada me había estado preguntando toda la tarde y parte de la mañana sobre qué había pasado pero, yo no podía responderle con la verdad y sólo evitaba hablarlo con un “nada”. Mas ahora no podría evitar el tema ya que nos dirigíamos al salón de clases. Si Chinen hablaba de aquello, no tendría más opción que confesar lo que había pasado. 
Al llegar al salón, el primero en entrar fue Yamada. Yo permanecí por instantes en la entrada hasta que Yamada me habló. Todos callaron cuando ambos estuvimos dentro del salón.
Con la mirada, pasee por todo el salón hasta toparme con la mirada de seriedad con la cual me veía Chinen, y aunque ayer dije que quisiera que me notara, esta manera de hacerlo no era precisamente la que me ponía feliz. 
Tragué saliva apretando mi cartera.
-Vamos... ¿Qué esperas?- Yamada tomó de mi muñeca y me jaló.
-Ah si... Lo siento- susurré agachando la mirada. Mi corazón estaba inquieto. No quería ver a nadie y casi tenía ganas de salir corriendo y llorar. Quería desahogarme pero ya había faltado a clases y no podía seguir haciéndolo. 
-No te preocupes- alce la vista cuando me dijo eso – Si alguien te molesta... Yo te protegeré- me dedicó una sonrisa sincera. Había extrañado tanto esa sonrisa en Yamada que no pude evitar sonrojarme y responderle de la misma manera. 
Pero justo cuando iba a dar el paso, sentí como alguien me jalaba con fuerza haciendo girar mi cuerpo. Cuando reaccioné, estaba siendo apresado por los labios de... ¡CHINEN!
No estaba equivocado, ¡era Chinen quien me estaba besando! Esto no podía ser posible. 
-Que descaro. ¡No te permito que le sonrías a alguien más que no sea yo!- Y sin motivo alguno, me abrazó posesivamente, viendo a Yamada –Y menos a alguien como él- le arrugó la nariz y no dejaba de verlo de forma desafiante.
Tanto Yamada como yo estábamos bastante confundidos, y no éramos los únicos. Toda la clase entera estaba sorprendida por lo que pasaba. Apenas parpadee un poco, Chinen jaló de mí haciendo que Yamada me soltara. 
-¡Yuto es mío y no te lo daré! ¡Aléjate de él bastardo cachetón!- le sacó la lengua de manera tan infantil que cualquiera diría que era un niño pequeño peleando por un juguete. 
-¡CACHETÓN! ¿Qué rayos te pasa?- Yamada aún no salía por completo del shock pero, dada su forma de ser, no iba a quedarse con los brazos cruzados si lo insultaban.
-Chinen... – susurré apenas, agachando la mirada y encontrando una mirada enojada de parte de él.
-Dime Yuri... – me sonrió con esa linda sonrisa suya tan característica. Al instante me percate que no llevaba ni bufanda ni cicatriz.
-Tu cicatriz- dije aun shockeado, parpadeando repetidas veces.
-¿Qué cicatriz?- preguntó Yamada confundido.
-A ti que te importa- y Chinen le respondió de forma cortante- Era maquillaje. Quería ver que impresión causaba con algo tan feo como eso- Y no dejaba de verme tan sonriente. Mi corazón y mi cabeza estaban a punto de estallar ¡QUÉ ESTABA PASANDO!
-¡Maldito enano! ¡Y YA SUELTA A YUTO!- 
-¡No! ¡ÉL ES MÍO!-
Y así, de la nada, ambos comenzaron a jalonearme como si de un muñeco se tratara. Pero no parecía que quisieran hacerme daño o que quisieran destruirse mutuamente como la vez pasada. Es más, parecía como si fueran amigos peleando por una pelota. Viejos conocidos que en cualquier momento podían discutir de cosas triviales. Ese ambiente tan confuso me estaba mareando. Hasta que el profesor llegó y los separó. Por primera vez amé a mi profesor.

-No puede ser- Aquellas palabras de asombro no eran para menos, en nuestra habitación había una cama de más y... una persona más.
-¡Yuto!- gritó entusiasmado y se abalanzó contra mí. Chinen estaba en nuestro cuarto. ¡Y todas sus cosas igual! –Es extremadamente pequeño aquí pero, dado que no hay otra disponible por le momento no pude hacer que te mudaran a otro lugar.- hizo un puchero.
-¡QUE RAYOS HACES AQUÍ!- Yamada parecía exaltado.
-Se me había olvidado que esa cosa te acompañaba. ¿Qué te parece si la sacamos a la calle?-
-¡¿Qué?! ¡Ahora si te mato!- estaba por lanzarse sobre Chinen cuando una oleada de hombres uniformados se le lanzó encima – ¡Hay!-
-¡Yama-chan!-
-Te presento a mis guardaespaldas. Cortesía de mi padre por tu culpa. Asume la responsabilidad –De verdad que Chinen parecía otra persona, pero no por eso dejaba de ser encantador. En el peor de los casos, parecía que la fórmula había hecho efecto pero no como esperaba. Ahora parecía que estaba locamente enamorado de mí. ¡Me daba miedo! –Llévenselo.-
-¡¿Qué?!- 
-¡No! – Grité asustado – ¡No le hagan nada!- tomé a Chinen y lo zafé de mi –Por favor, diles que lo suelten- le imploré.
Al parecer le molestaba la idea pero no puso objeción y terminó por dar la orden y soltarlo.
-¡Yama-chan!- corrí a él y lo ayudé a levantarse- ¿Estás bien?- 
-Estaré bien cuando él se valla- señaló a Chinen con desagrado. Pero al parecer, a Yuri no le molestaba en lo absoluto porque se mantenía con los brazos cruzados sin prestarle atención.
-Yuto~ ¿Quieres dormir hoy conmigo?- parecía entusiasmado.
-¿Qué?- me sonrojé, era una proposición muy abierta.
-¡Ni lo sueñes! ¡Y YA LÁRGATE DE ACÁ!- Yamada cada vez parecía más molesto. Oh rayos... ¿Esto había causado mi pócima? Si le digo a Yamada que fue por mi culpa me matará.
-No quiero... Ya di mi habitación a otra persona y no puedo regresar, además... ¡Quien debería irse eres tú!- lo señalo enojado – Yuto y yo no deberíamos vivir con terceros. No es correcto ya que podrías molestarnos cuando estemos haciendo el amor- 
-¡¿Ah?!- esta conversación me estaba mareando más. Mi cara ardía y lo podía sentir.
-¡De qué rayos hablas! Se llama relaciones y ¡NI EN SUEÑOS YUTO HARÍA ESO CONTIGO!- 
-No me molestaré en explicarte las diferencias.- desvió la mirada a otro lado, dándole poca importancia. 
-¡Vete de acá o me harás enojar!- Le gritó nuevamente.
-¡Tú no me vas a obligar! ¡El único que dirá si quiere que me quede o no es Yuto!- fue lo último antes de que todo quedara en silencio y ambos dirigieran su mirada hacia mí. Esta situación incómoda se había vuelto peligrosa. Por un lado, quería que Chinen se quedara pero por otro, si lo permitía eso significaba que Ryosuke me iba a odiar. ¿Qué debía hacer?
-¡Yuto! Tú decides... –Ambos me hablaron esperando una respuesta.
Mi cabeza estaba confundida, no quería ni perder a mi mejor amigo ni a la persona que amo y era mejor arreglar los efectos de la pócima. Por ese motivo, sólo se me ocurría una solución.
-Yo...- titubé, temía que no aceptaran- Ryo-chan... Chinen-kun no tiene un lugar ya al cual irse. No me parecería bueno que, teniendo ya los problemas que llevamos, ahora lo corramos del cuarto. Es mejor que se quede... ¿No?- 
El silencio reinó. Las manecillas del reloj se oían marcadas y, sus ojos sorprendidos ante mi respuesta no dejaban de inquietarme. Carraspee la lengua y tomé un poco aire sintiendo que me había echado a la tierra encima.
-Por mi está bien- oí decir a Yamada. Mis ojos se abrieron y noté que veía a otro lado –Pero con la condición que hagas que nadie moleste a Yuto. Odio cuando se aprovechan de él.- Yamada quería aceptar a Chinen simplemente para que no me molestaran. Eso me conmovió.
-No te preocupes por ello, tampoco me gustaría ver triste a Yuto. ¿Así que puedo quedarme?- quiso confirmar antes de bajar la guardia.
-Si~ no tengo objeciones. Siempre y cuando... No me molestes- dijo lo último dirigiéndole la mirada y afilándola, como si lo amenazara.
-Bien... En tanto tú no te metas con mis cosas no habrá necesidad.- sonrió como burlón pero sin intención de hacer enojar a Yamada, o eso me pareció.
Las cosas se habían tranquilizado tan rápido que no dude en respirar tan hondo que sentí mis pulmones como globos. Estaba feliz, tanto que comencé a sonreír de manera tonta, dejando escapar un ligero sonrojo y una pequeña risilla tímida. Cosa que no pasó desapercibida por Chinen.
-Yuto- susurró- ¡Eres tan mono!- y se volvió a lanzar contra mí, casi haciendo que cayéramos al suelo por la fuerza.
-¡No te le encimes! ¡ÉL NO TE ACEPTARÁ DE ESA MANERA!- y ahí estaba Yamada, intentando quitármelo de encima. 

No tuve el valor de confesarle a Yamada sobre mis sentimientos por Chinen, así que simplemente dejaba que me defendiera mientras Chinen intentaba acercarse a mí para besarme o provocarme. Al principio me molestaba demasiado e incluso había veces en las cuales se lo decía pero, con el paso del tiempo llegué a aceptar que me demostrara lo que sentía por mí así. También busqué una cura para la pócima de amor pero, extrañamente, por más que le diera a Chinen las mil y una que pude conseguir de anti-amor, sólo le revolvían el estómago. Ya no pude acceder a la página del Mago Yoko así que no pude pedirle algún antídoto. Tampoco pude pedirle ayuda a Koya pues de un momento a otro dejó de aparecer por el chat, además, con Chinen a mi lado, era casi imposible que hablara tranquilo con él. 
Al final dejé de buscar un antídoto para Chinen y simplemente dejé que continuara todo. La pócima no puede ser para siempre ¿O si? Sea como sea, perdí la botella y la etiqueta, así que no puedo saberlo con seguridad. Sólo espero que cuando deje de funcionar la pócima, Chinen no vaya a odiarme por lo que le hice.

FIN~

Combo especial de la autora:
(= *): ¡Hao! ¡Autora-desu! Bueno, para que no se confundan mucho les explicaré un poco acerca de esa pócima en la cual Yuto confió tanto... (¬///w///¬) primero que nada, les diré los ingredientes, por si alguien se atreve a hacerla (Ok no –w-)
1 ¼ litros de agua de rosas
2/3 de litro de agua desinfectada y destilada
1 pizca de sal para el sabor
3 ramitas de hierbitas que encuentres alrededor de tu casa (¡Aguas! Deben ser todas diferentes)
1 pizca de carbonato
9 cucharadas de incienso recién quemado de vainilla.
1 cucharada sopera de amor (¿?) 
¡Listo! Acá termina la pócima y es eso lo que tiene. No es sencilla y es por eso que el Mago Yoko es un mago muy poderoso (*O*) pero, el único problema que no vio Yuto fue que... Aquella increíble pócima funciona con humanos (*w*) es decir... ¡A LOS VAMPIROS SOLAMENTE LES REVUELVE LA PANCITA Y YA! Chinen si se enamoró de él, aunque aún no sé la razón por la cual no se lo dice (= *).
De cualquier forma, hay que estar atentos, probablemente algún día lo sabremos (XD).

Tsudzuku~~~

Comentarios

  1. Chinen celoso me encanta! *3* También me gusta que esa relación que tienen Yamada y Chinen, de pelearse por Yuto *____________*
    Está bien esto de las parejas a parte de la historia principal. O estos relatos cortos que te explican sobre cada pareja. Así te enteras mejor ^^

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  2. Awwwwwwwn Chinen ♥ Yuto ♥ jaja amo todas las parejas con el chibidubi, por favor haz más fanfics con Chinen :') gracias por no usar caritas en los fics T_T escribir bien y estar tan chulas las historias!!! ♥

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Valla, ahora estoy más que feliz, mi hermano y yo nos convertimos en amantes, finalmente, estoy... bien... -“Vamos Ryusei, aun queda un poco del festival...” -n////n “Si ¡!” (Al levantarse se dirigen a la parte de enfrente de la escuela) -“Oh...” -“¿Qué sucede Ryusei?” -“mmm... AHHH~~~ EITA ¡¡¡¡!!!!” -O.o -“EITA ES MI AMIGO Y SE ESTABA PELEANDO CON CAÍN ¡¡!!   LO DEJÉ SOLO” TT-TT

In the dark

CAPÍTULO 1: “ENCUENTROS FORTUITOS” (2 parte) Eran ya las pasadas 3 de la mañana, el pequeño vampiro no conseguía conciliar el sueño, esto no solía pasarle seguido, no era normal que no pudiese dormir a tales horas de la noche. Sabía que algo no concordaba, el lugar estaba bastante silencioso, ni siquiera sus compañeros de habitación hacían el menor ruido... algo no cuadraba... Se levantó para intentar despejarse un poco. Con suma paciencia, se dirigió a la ventana, sintiendo sus pasos ligeros, como si flotase en una especie de nube invisible y trasparente, la noche se tornaba entonces aun más rara. Llegó hasta donde la pequeña ventana dejaba pasar los rayos azulados de la luna de verano, abriéndola con suma delicadeza para hacer el menor ruido posible, y una vez abierta, apoyarse sobre el marco de ésta, relajándose, acomodando su cabeza sobre sus brazos ya cruzados, viendo el vasto bosque que se extendía dentro del internado, siendo interrumpida su visión al ver movilización e