BUAJAJAJA adivinen quien llegó con más de esta emocionante aventura!!
Bueno, para las amantes de este fic les anuncio que INTENTARE... repito... INTENTARÉ publicar cada jueves un fragmento, o un capítulo nuevo... Cabe decir que en esta parte se me ocurrió hacer un especial... *w* veré si lo hago, si no, el fic transcurrirá normal y sin contratiempos -si me lo permite el de arriba- xD
Sin más que agregar, les mando besitos y apapachos esperando comentarios sobre lo que opinan ;w;
<3 <3 <3 <3 mi corazón necesita sus opiniones <3 <3 <3 <3
Ahora... A la historia!! -se mete a su ostra- Dejen pegados postick en mi ostrita, que cualquiera es bienvenida *A*!! -de ahora en adelante así le llamará a los comentarios-
Bueno, para las amantes de este fic les anuncio que INTENTARE... repito... INTENTARÉ publicar cada jueves un fragmento, o un capítulo nuevo... Cabe decir que en esta parte se me ocurrió hacer un especial... *w* veré si lo hago, si no, el fic transcurrirá normal y sin contratiempos -si me lo permite el de arriba- xD
Sin más que agregar, les mando besitos y apapachos esperando comentarios sobre lo que opinan ;w;
<3 <3 <3 <3 mi corazón necesita sus opiniones <3 <3 <3 <3
Ahora... A la historia!! -se mete a su ostra- Dejen pegados postick en mi ostrita, que cualquiera es bienvenida *A*!! -de ahora en adelante así le llamará a los comentarios-
Capítulo 3: “Peligro inminente” [Parte III]
Sus corazones palpitantes apenas podían ser
escuchados por sus propios oídos, pero podían ambos jurar que el otro también
lo escuchaba. Los labios recién humedecidos del menor, y el suave aliento
golpeando contra su rostro. Sus ojos se absorbían, uniéndose en una sola mirada
que ninguno de los dos se explicaba. ¿Qué era lo que sucedía? El menor estaba
nervioso, mucho más nervioso que el mayor, por más que éste fuese el que había
estado en peligro no hace mucho.
Apenas y dio un leve paso para removerse,
pues la posición en la que se encontraban era algo incómoda. Movió su mano,
volteando su rostro a un lado, con la cara sonrojada e intentando ocultarlo
bajo su flequillo, sin mucho éxito pues el mayor ya se había encantado con
aquella vista.
Se apoyó con su mano izquierda sobre la
camilla y comenzó a retirarse poco a poco, sin embargo, cuando su mano estaba a
punto de tocar la cabecera de la camilla con la cual pretendía apoyarse, el
mayor simplemente interpuso su mano para tomar la del menor y entrelazarla
suavemente con la ajena. Su dedo pulgar entonces viajó por la palma, llegando
hasta el dedo índice contrario solamente para sentir el anillo que traía
puesto. Sonrió, había encontrado lo que había ido a buscar, además del anillo
claro está, una doble victoria audaz.
Aquel movimiento, hizo estremecer al menor,
pero lo que más le hizo erizar su piel fue la otra mano del demonio que ya se
había posado sobre su rostro, haciéndole girar con sorpresa su cara solo para
encontrarse con aquellos labios que ya antes había besado y degustado.
Nuevamente se habían unido en un sutil y chispeante beso que a ambos hizo
cerrar los ojos, disfrutando de aquel contacto electrizante recorriendo todo su
ser.
Movieron ambas bocas, dejando pasar de un
lado a otro las lenguas en un baile único. Un baile que se rompió solamente para
dejarse tomar aire de vez en cuando y que continuaba sin detenerse hasta
necesitarlo nuevamente. La mano fuertemente entrelazada, el brazo libre del
vampiro apoyado sobre la sábana blanca mientras el brazo libre del demonio
rodeaba su cintura, apegándolo más a su cuerpo. No podían separarse, no querían
separarse. Pero ambos sabían que debían hacerlo, pues solo tenían 5 minutos
como máximo.
---- ANTES
Yamada: -¿¡QUÉ HACES ACÁ?!- fueron sus
palabras de sorpresa, al ver al demonio luego de haber levantado la cortina.
Más el demonio no pudo responder, pues se vio tapado de nuevo por la cortina.
Enfermera: -Entonces será así, no se
preocupe señorito Chinen, déjelo en nuestras manos- sonrió mientras entraba por
la puerta platicando con el vampiro menor. Su actitud claramente iba dirigida a
alabarle como la de todos, cosa que a Chinen nada le sorprendía.
Chinen: -De acuerdo… - tomó el brazo y
entrelazó la mano de Nakajima, haciéndole sonrojar por ello- Entonces si no hay
más que decir, puedes retirarte pequeña enfermerita –sonrió de manera dulce a
la enfermera- Yuto y yo queremos ver cómo se encuentra nuestro compañero.-
Enfermera: -De acuerdo señorito, cualquier
cosa, hábleme- sonrió reverenciando y saliendo de la habitación.
Nakajima: -Se nota que eres bastante
popular Yu… -se detuvo de hablar, había recordado que ya se encontraban en la
habitación donde el vampiro mayor les veía- Chinen-kun… -susurró, causando en
el menor una ligera mirada de disgusto al haberse detenido de hablarle por su
nombre- Por cierto… ¡Yama-chan! –se soltó del agarre del menor de los vampiros
para correr hasta donde se encontraba el nombrado, sonriendo pero viendo lo
nervioso que de pronto se había vuelto- ¿Estás bien?-
Yamada: -E-Estoy bien – dijo, cuando hace
poco había saltado pues habían pronunciado su nombre. Esta reacción además del
titubeo hicieron a Nakajima suspirar.
Nakajima: -Nunca has sabido mentirme, ¿Estás
bien?- preguntó preocupado mientras posaba su mano sobre la frente del mayor.
Yamada: -Lo estoy… Solo un poco aturdido
aún- sonrió, intentando de la mejor manera posible no verse nervioso para no
descubrir a quien detrás de la cortina se encontraba.
Nakajima: -Ryo-chan- Iba a tocarlo en la
mejilla, sin embargo, otra mano se interpuso.
Chinen: -Dijo que estaba bien, dejémosles
descansar…- se notaba molesto, tomándole
por la muñeca y jalando a cuestas al más alto para retirarse a prisa del
lugar. ¿Celoso? Posiblemente. Pero no dejaría de cuidar su propiedad ni de
bajar la guardia ni un segundo.
Aunque gracias a esta acción, que más tarde
Yamada reprocharía, pudieron al fin quedarse solos pese a las quejas de
Nakajima. Yamada simplemente se alegró de ello, suspirando aliviado.
Yamada: -Ah… Creí que no se irían…
-susurró, posando su mano en el pecho, ya más tranquilo.- Ahora… -frunció el
ceño con intenciones de girarse para reprender al mayor. - ¡¿QUÉ HACES ACÁ?!-
bufó molesto, sin embargo, cuando estaba alzando la cortina, se vio jalado
hacia adelante por una mano que le hizo soltarla y dejarla moverse libre.
El demonio había jalado de él, y como
apenas se estaba dando la vuelta, para poder reponer el equilibrio y no caer,
tuvo que dar varios pasos hacia el frente.
La posición en la cual habían quedado los
estaba haciendo mirarse de frente. Yamada había caído sobre el pecho del
demonio, quien apresaba su mano derecha en lo alto. La otra mano del demonio
estaba posada a su espalda, recargado en la camilla para no caerse, su cuerpo
igual recargado a la orilla y los pies de ambos intercalados unos con otros.
El chocar de las miradas, había provocado
un ligero sonrojo entre ambos.
---- AHORA
Ambos labios por fin se separaron por
completo, sintiendo el frío del ambiente correr entre ambos. Sus ojos poco a
poco se comenzaron a abrir. Yamada, no se explicaba que era lo que le sucedía,
solo sabía que el demonio siempre lograba hacerlo caer bajo su hechizo. Y el
demonio, solo podía pensar en no quererse apartar del menor jamás. ¿Enamorados?
Un amor a primera vista que ninguno de los dos aceptaría tan sencillamente.
Yamada: -A… Arioka- pronunció, aclarando su
garganta. –He encontrado tu… anillo- susurró, viendo que el anillo ya había
sido retirado de su dedo sin siquiera haberlo sentido.
Arioka: -Lo sé… Gracias –sonrió, mostrando
el anillo en sus dedos y bajando pronto la mano para guardar el anillo en su
bolsillo. Luego, volvió la mirada al vampiro, sin dejar de verle.
Yamada se sintió un poco incómodo. Los ojos
platinados del demonio parecían penetrar fuertemente a través de su carne.
Parecía que veía más allá de su cuerpo, como si esculcara a través de sus
entrañas y rebuscara aquel Yamada que se ocultaba en el fondo.
Yamada: -D-Deja de mirarme así… ¿Qué haces
acá?- estaba desviando la mirada.
Arioka: -Solo vine a buscar mi anillo.-
sonrío, estando feliz de haber realizado todo aquello con éxito y sin ningún
contratiempo.
Yamada: -Si ya tienes lo que buscaba,
entonces ya vete… No te quedes mucho tiempo por acá… -
Las verdaderas intenciones del vampiro,
eran advertirle sobre peligro. Más no iba a dejar que el demonio supiese que se
preocupaba por él.
Arioka: -Ya encontré el anillo, pero aún
falta algo más- sonrió. Cuando estaba en presencia del vampiro, un algo en él
le hacía comportarse de manera distinta. Solo deseaba ver sonrojado ese rostro,
y no apartar su mirada de ahí.
Yamada: -¿Qué más falta? –Su expresión de
exaltación solo significaba que estaba nervioso por lo que le pudiese pasar al
demonio, pero éste no se percató de ello.
Arioka: -Esto… -sonrió, acercándose de
nueva cuenta hacia los labios del vampiro quien, al contacto, dio un pequeño
salto de sorpresa antes de comenzar a corresponder casi instantáneamente al
beso.
No, definitivamente ninguno de los dos
estaba atento a los peligros que rondaban cerca de ellos.
-------
Bulla, gritos, raspones, movimientos
bruscos. En aquel sitio, todo valía, absolutamente todas las reglas estaban
distorsionadas a su gusto y conveniencia. Cada uno de los demonios vivientes en
aquel infernal lugar, sumidos en su propia diversión, esperaban ansioso a que
el gran juego llegara. Pero, aquel que se supone debía de dar las órdenes no se
encontraba presente. ¿Dónde estaba el líder de aquella turba excitada?
Takaki: -¿No deberíamos estar en la arena
de la turba excitada?- preguntaba el mayor de los demonios a quien junto a él
caminaba.
Yaotome: -No me convence que Daiki se haya
ido así como así. ¿No lo viste? Estaba demasiado tenso… -afinó la mirada,
desconfiado- Se tramaba algo, y si lo que trama es escapar –sonríe de lado,
mostrando un siniestro rostro- No le permitiré dar un paso…-
Takaki: -No creo que sea eso- Susurró para
sí mismo, sin ser escuchado por su compañero. –Pero la turba excitada espera.
Mejor apresurarse- contempló a lo lejos el edificio, suspirando decepcionado de
no poder participar en los juegos que se estaban llevando a cabo.
El camino era largo. Extremadamente largo
hacia donde debían dirigirse para encontrar al demonio que por esas horas
estaba apenas entrando al dormitorio del vampiro. ¿Un presentimiento? Takaki
nunca dudaba de las alertas que tenía Yaotome para con el menor. Por alguna
razón estaba inquieto, y podía deducir el porqué, más cuando le vio detenerse
en seco haciendo que chocara contra su espalda.
Takaki: -¡Ah! ¿Qué te pasa Idiota?- se
quedó un momento en silencio, viendo a donde la mirada del más bajo se dirigía.-
Creo que le habías advertido sobre usar sus habilidades en plena luz del día…-
Yaotome: -Nunca me hizo caso… -afinó la
mirada, viendo, desde la posición nada cercana al internado, la silueta remarcada
de lo que parecía un vórtice en el cielo, absorbiendo a las nubes. -¿Acaso no
le habías dicho lo que sucedía si no usaba el anillo que le dimos?-
Takaki: -No creí necesario anunciarle ya
que siempre estábamos con él, además me dijiste que no le dijera nada al
respecto…-
Yaotome: -¡Idiota! ¡Te dije que no le
dijeras sobre la procedencia del artículo, no lo que podía pasar si se lo
quitaba! ¡Mira lo que provocas! –comenzó a correr y desplegar sus alas.
Takaki: -¡Oye! ¡No es mi culpa! No pensé
que usara alguna habilidad en un lugar así… -susurró, volteando y abriendo un
vórtice para introducirse y llegar más a prisa, pues sabían que esa anomalía no
iba a pasar desapercibida por los espectadores cercanos, es decir, los
guardias.
---
Nakajima: -¡Chi-chinen-kun! Suéltame… Tengo
que ver cómo se encuentra Yama-chan –forcejeaba intentando liberarse del menor
quien lo tenía fuertemente apresado de la muñeca.
Chinen: -¡Ni hablar! ¡No verás a Yamada
hasta que yo te lo ordene! –bufó como último mandato antes de detenerse
bruscamente y casi caerse, siendo sostenido de los hombros por Nakajima que
había evitado su caída.
El motivo por el cual había ocurrido eso
era que una docena de guardias se dirigían a prisa hacia la enfermería donde no
hace mucho se encontraban. Lo peor era que no solo 12 personas habían subido
por las escaleras y corrían por los pasillos, otro grupo se dirigía desde el
techo para intersectar a sus compañeros.
Guardia X: -¡Vamos!-
Chinen: -¡¿Q-Qué rayos pasa acá?!- exigió
respuesta por parte de uno de los uniformados.
Guardia X: -Hay actividad demoniaca, por
favor señorito, diríjase a un lugar seguro.-
Chinen/Nakajima: -¿Actividad demoniaca?-
Ambos se miraron, perplejos ante las
palabras del guardián. Pero el rostro del más alto se vio asustado y preocupado
de pronto.
Chinen: -Yuto… es hora de que veas a
Yamada- susurró, siendo correspondida esa orden con un ademán de afirmación del
más alto. Ambos chicos se dirigieron a prisa hacia donde los guardias se
aglomeraban.
---
Yamada: -A… Arioka- rompió el beso que hace
poco habían comenzado.
Arioka: -¿Mmh?- se acercó nuevamente a él,
buscando una vez más sus labios.
Yamada: -E-Espera… Arioka… Algo no anda
bien… -susurró- Algo me inquieta…-
Arioka: -¿El que yo esté acá? O el que tus
amigos vuelvan pronto…- le miró, sin apartarse de esa cercanía, siendo alejado
por las manos del menor.
Yamada: -No es eso… No me siento del todo
bien- suspiró. La debilidad de nuevo le invadía. ¿Acaso estaba teniendo una
recaída de la vez que se enfrentó al vampiro menor? No podía ser posible, sin
embargo, no se había sentido tan fatal luego de aquel suceso.
Arioka: -¿Yamada? Oye… ¿Yamada? –comenzó a
sacudirlo levemente, pero el menor comenzó a desvanecerse entre sus brazos, finalmente
desmayándose. -¡Yamada!- lo sostuvo con más fuerza.
Poco a poco dejó que el cuerpo del vampiro
se deslizara por el suelo, hincándose él a la par para dejarlo ahí, sin
embargo, antes de poderse preocupar más por él, sintió un escalofrío recorrer
su cuerpo. Al girar su cabeza hacia la puerta, pudo ver a través de ella como
si fuese de cristal, los pasos sigilosos de los guardias acercándose. Al
dirigir su vista hacia arriba, había guardias acostados como esperando el
momento de intervenir, y al ver por la ventana, podía saber que abajo también
estaban amontonándose. Pero lo que le hizo reaccionar al fin, fue que
pretendían lanzar una especie de bomba granada de seguro hecha con hechicería
potente para acabarlo. El vampiro estaba en peligro.
Sin dudar ni un segundo más, tomó al
vampiro entre sus brazos y liberó sus alas. Los cristales retumbaron y la
puerta pronto tuvo que ceder ante la presión del aire con que las alas abatían
dentro de la habitación. Tanto los cristales como la puerta se vieron
fuertemente empujados, y prácticamente salieron disparados cuando el demonio
alzó el vuelo, protegiendo su cuerpo con el cuerpo de las alas y finalmente
saliendo de aquel minúsculo cuarto, deteniéndose sin embargo al frente de un
gran árbol donde un arma gigante se disponía a dispararle.
Todo parecía haberse detenido, los
movimientos en cámara lenta. Su respiración agitada, el aleteo de sus alas, las
voces al fondo y entonces, el arma siendo accionada. Apenas parpadeó dejando
caer su cuerpo en un instante, rozando aquella bala por la punta de sus
cabellos y entonces… no explotó. Arioka retuvo el vuelo nuevamente, viendo que
al parecer la bala estaba hecha para impactarse contra ellos, pero si impactaba
contra otro ser, solamente era como un balón lanzado que no hacía más que
rebotar en el cuerpo o lugar en el cual había caído.
No podía quedarse admirando ni un minuto
más, y con el vampiro en brazos, dio un aletazo más para subir a toda prisa y
divisar la salida.
Los disparos no se hicieron de esperar, y
entre aquella lluvia de balas, se oyó un grito proveniente de la habitación con
cristales rotos.
Nakajima: -¡YAMADA!- el menor gritó
desesperado al ver como su mejor amigo yacía inconsciente entre los brazos de
aquel maligno ser, dirigiendo una mirada de odio hacia quien ahora le veía.
-¡No! ¡Yamada! ¡YAMADA! –casi se lanzaba por el balcón, pero fue detenido por
el menor.
Chinen: -¡Yuto! ¡Cálmate!... Ustedes no se
queden ahí parados… ¡Hagan algo!- exigió el menor hacia los uniformados.
Guardián Y: -Nuestra prioridad es capturar
al demonio… Vivo o muerto- fueron palabras secas que resonaron en los oídos del
vampiro alto.
Aquella orden, esa maldita orden que
significaba que no importaba si tenía de rehén a Yamada, de ser necesario,
matarían a ambos con tal de capturar al demonio.
El semblante de Nakajima se rompió. Era
como si su alma hubiese desaparecido de su cuerpo, pues ahora verdaderamente
podía ver a su amigo morir sin poder hacer nada.
Sus piernas flaquearon, su mirada se vio
nublada y sus puños apretaron con fuerza la ventana con restos de cristales rotos,
hiriendo su palma y dejando ver finas gotas de sangre deslizarse por su piel.
El vampiro menor se mantuvo callado, sin saber que palabras decirle al mayor.
Simplemente giró su rostro viendo con desprecio a todos los guardianes mientras
abrazaba con fuerza la cintura del menor. La sentencia de Yamada estaba
escrita.
Nakajima: -Los… Los odio… Nadie… Nunca
nadie me ofreció su apoyo –su voz temblorosa apenas podía escucharse, pero era
bastante clara para quien en esos momentos más cerca se encontraba.- Nunca
nadie me miró… nunca nadie me prestó atención… No le importé ni siquiera a mis
padres quienes me mandaron lejos de su vida… Ellos me odiaban por haber nacido
en la clandestinidad… por ser alguien indigno… Pero eso… Pero eso no le importó
nunca a Yamada –lágrimas agrias resbalaron por su rostro- Eso nunca le importó…
Él simplemente me aceptó por ser como era… Me protegió aunque de eso dependiera
su vida… Él… Él incluso se sacrificó por mí… No puedo… No puedo dejar que muera…
-alzó la vista empapada en lágrimas- ¡YAMADA!-
El vampiro menor simplemente sostuvo fuerte
al mayor, apretando sus ojos con fuerza. Aquella confesión le había hecho ver
que Nakajima no era diferente de él. Ahora comprendía porque quería tanto al
mayor, y porque podía estar seguro que a él le quería de manera sincera.
Chinen: -Y-Yuto…-
Nakajima: -¡Suéltame Chinen! ¡Tengo que ir…
tengo que ir! ¡Yamada! ¡Yamada está en peligro!-
Chinen: -¡Cálmate! ¡Si vas también te
matarán!-
Nakajima: -¡No me importa! Chinen… Yamada
no puede morir… ¡Yamada es mi todo! Sin él… sin él… ¡Sin él no podría vivir! –gritó
sin dejar de ver al menor a los ojos, con la mirada empapada en llanto.
Estas palabras no solamente fueron una
sorpresa para el menor de los vampiros, si no para el demonio que había
retrocedido debido a los disparos. Ambos miraron a Nakajima, aunque el demonio
no pudo seguir observándole, pues una bala pasó rozando muy cerca de su rostro,
provocándole una herida.
Al volver la vista hacia abajo, el corazón
del demonio se detuvo.
Era casi imposible escapar en su estado de
aquella lluvia de balas. Debido al cuerpo extra que debía cargar, no podía
volar a gran velocidad para escapar, y si daba un aletazo fuerte, podría perder
el equilibrio y caer al suelo ya que aún no controlaba el vuelo perfectamente.
Tragó saliva. Era él, o el vampiro. Si
soltaba el cuerpo del vampiro, lograría escapar, más si lo usaba como
protección ante las balas. Sí, esa estrategia debía de haber pasado por su
mente, pero no. No podía pensar en ninguna alternativa donde él se salvara a
costa del menor. Solo pudo pensar en una alternativa al ver las balas
acercarse.
Arioka: -Yamada…- susurró, abrazando el
cuerpo del vampiro hacia su pecho y envolviendo como pudo con sus alas al
menor, protegiéndolo. Sus alas eran capaces de proteger y detener aquellas
balas, pero dejaba desprotegido su cuerpo en la parte posterior. No pudo pensar
en nada más, estaba contra tiempo y su mente solo pudo darle solución para
salvar al vampiro, cosa que no pasó desapercibida por el vampiro mayor al ver
esa imagen.
La lluvia de balas oscureció por un momento
la vista del vampiro alto, y un grito de desesperación resonó en todo el
internado. Un “no” que dejó paralizados a la mayoría de los vampiros de sus
actividades, dirigiendo la mirada hacia donde el grito provenía.
---
Tal vez es tarde para advertir que la
sombra de la muerte siempre estará acechando a los protagonistas, pero no es
tarde para advertir que la vida continúa, aún si la muerte llega antes de lo
previsto.
CONTINUARÁ
Para que no te sientas solita, suelo comentar en jumpingdreams, ya que Kira nos hace llegar este maravilloso fic así que he decidido que comentaré aquí también...
ResponderEliminarMe encanta, me gusta tanto este fic... maravilla
Tu forma de escribir es muy buena y tienes muchísima imaginación.
El imaginar el momento en que Daiki cubre con sus alas en cuerpo de Ryosuke para protegerlo, es taaaaaaan hermoso, casi me hace llorar, lo he podido imaginar tan bien.
Y la confesión de Yuto sobre porque es tan importante Yamada para él ha sido preciosa.
¿Quien gritaba no al final? Me has dejado con la intriga, eres mala llorar , pero aun así me encantas...
Nos leemos