Hola mis niñas!! espero que estén bien *A* Bueno... esta vez les traigo un YamaChii pero, claro, no podía dejar fuera al buenoto de Dai-chan >w<!! así que,,,, lo metí a fuersita xDD
ldncs dedicado a quien lo ha pedido ryochan95 , pero colándolo a donde de por si subo cosas xD
Disfruten *A*!!!
No se aun como catalogarlo~ pero bueno! xDD la historia owo!
ldncs dedicado a quien lo ha pedido ryochan95 , pero colándolo a donde de por si subo cosas xD
Disfruten *A*!!!
No se aun como catalogarlo~ pero bueno! xDD la historia owo!
TRAVESURAS DE UNA NOCHE
-¿Qué es esto?- me quedé estupefacto al descubrirlo.
Al rozarlo con mis dedos, podía sentir en mi piel los
pequeños túmulos cicatrizados de dos heridas perfectamente ovaladas y
micrométricas sobre mi cuello. Palpé una y otra vez, rozando y presionando con
ligereza, pero no me causaba ninguna molestia en especial.
-¿Algún animal? – suspiré, dejando mi cuello en paz.
Terminé de arreglar mis cosas, saliendo a prisa de mi
departamento. La escuela no estaba lejos, pero tampoco cerca, en total, 15
minutos caminando y 5 en cualquier transporte.
°°°
-¡ESO ES PRUEBA DE SU EXISTENCIA!-
-¡ESO NO PRUEBA NADA!-
-¡PRUEBA MUCHO! ¿ENTONCES QUÉ ES?-
-¡UNA MARCA! UNA SIMPLE Y SENCILLA MARCA HECHA POR AGUJAS!-
-AJÁ ¿Y CHINEN POR QUÉ SE HARÍA MARCAS CON AGUJAS?-
-no sé…-
-¿Podrían dejar de discutir por tonterías?- bufé, apenas
apartando la vista del manga que tenía entre mis manos, reclinado hacia atrás
en mi silla nada cómoda, con mis pies sobre el pupitre.
-Vamos Chii~ eso es sospechoso… Dile al idiota de Keito que
tengo razón- me hacía ojos de cachorro.
-Sí~ como no, vamos Yuto… Incluso para ti, pensar en que
existen los vampiros ¿no es algo infantil? Chinen pudo haber dejado la ventana
de su cuarto abierta y un murciélago haber entrado. Hay una cueva cercana en
donde los han visto– lo miró, me miró, intercalando entre ambos y dedicándome
una seña con su mano y hombros, como indicándome un “¡Dile algo!”.
-Dejen de discutir, no me dejan disfrutar mi manga~- hice un
puchero, viéndoles con súplica en los ojos para que se tranquilizaran.
-Chii~- dijeron al unísono, sonriendo.
-¿Y esas bellas marcas?- Y entonces lo sentí.
Con un suave paso casi imperceptible, se acercó furtiva la
peor persona que pude haber conocido. Sus dedos rozaron mis marcas, haciendo mi
cuerpo temblar y en un reflejo voltear, alzando mi mano con el manga abierto
para darle un golpe y que apartara esa caricia.
-¡Takaki!- sorprendidos, Yuto y Keito hablaron.
-Hola~- Saludó sonriendo.
Yo permanecí en silencio, dando ligeros golpecitos sobre la
mano que seguía en mi cuello, donde pasaba mi vena Yugular, para ser más
exactos, del lado derecho.
-¿Qué haces aquí?-
Keito no dejaba de mirarle sorprendido, mientras Yuto le dedicaba una
mirada de enojo y desaprobación. No era de esperar.
Takaki Yuya. Su nombre completo en algún momento de mi corta
vida provocaba que todo mi cuerpo temblara. Esas mil sensaciones que aparecían
cada vez que recorría con sus labios mi piel, me provocaba una satisfacción tan
placentera que olvidaba la noción del tiempo. Tan enloquecido y ciego estaba,
que aun sabiendo sus mil salidas con “amigas”, lo esperaba impaciente en el
mismo lugar, con el corazón “en las manos” y rogando por que apareciera. Y como
por arte de magia, cruzaba el umbral que lo iluminaba por debajo del faro en el
parque, tan suave, que me parecía un ángel. Vaya error al descubrir que no era
más que un demonio, y los ofendo comparándolo con él.
Yuto fue quien estuvo a mi lado en esos momentos, cuando
destrozado, estuve a punto de derrumbarme luego de haberlo visto desnudo sobre
la chica más hermosa de la escuela. Keito no sabía sobre lo sucedido, sólo que
nos dejamos con Takaki. No tenía intención de crear en su pensamiento un
resentimiento por lo que él me había hecho, ya bastante tenía con las advertencias
que ambos me dieron, y luego las réplicas de Yuto.
Pero eso había cambiado. Yo seguí mi vida, absorto en mis
estudios y en disfrutarla, no iba a dejar que nadie más me dominara, ¡JAMÁS! Lo
único que aún me rondaba por la cabeza, era la idea de no poderme haber
resistido a sus encantos, aun siendo un hombre.
-No me veas así~ Yutin~ ¿Tan sorprendente es verme acá?
Vamos en la misma facultad, algún día debíamos encontrarnos~ ¿no?- sonreía tan
sínicamente, que de seguro Yuto ya estaba por lanzársele como gata salvaje
protegiendo a sus hijos.
-¿Qué haces aquí?- volvió a preguntar Keito, ahora ya serio.
Yo seguía viendo con desagrado la mano posada sobre mi
hombro descendida desde el cuello. Golpeaba y golpeaba con la punta del libro
aunque no para lastimarle. Solo con suavidad para bajar y quitar su mano.
-Qué serios~ Sólo vine a saludar, no se pongan en guardia.
Estaba aburrido y por casualidad los vi- al fin apartó su mano, viéndome ahora
y sonriendo.- Y escuché su conversación~ Me pareció interesante y quise
averiguar lo que decían… Es verdad… Yuri tiene unas lindas marcas sobre su
cuello que hacen parecer la mordida de un vampiro, no de murciélago, pues no es
media luna-
Takaki es fanático de los animales nocturno, incluso él
mismo se ha nombrado a sí, “Padre de la oscuridad” pues cree que todas las
criaturas nocturnas son bellas. Sabe todo acerca de ellos e incluso ha dado
conferencias sobre su cuidado, apoyando a las campañas contra la mata de
animales y a mantener la ecología en equilibrio.
-¿Entonces qué animal crees que lo haya mordido?- preguntó
inquieto Keito.
-No lo sé~ nunca antes había visto unas marcas así de
mordeduras o piquetes… Puede que de verdad te haya visitado un vampiro~-
bromeó, acercándose a mi oído- Sabes que Yamada no resiste tus encantos y que
probablemente fue a buscarte en la noche~-.
Aquel susurro me congeló y molestó. No por el hecho de
haberse acercado a mí así, sino por el hecho de haber metido a Yamada en la
conversación.
Reaccioné tan agresivamente que incluso me sorprendí de mí
mismo cuando vi mi puño al frente de mi cara, y a Takaki tirado con la nariz
sangrando. Empalidecí.
°°°
-No es tu culpa Chii~ fue suya por haberse burlado de ti-
Yuto caminaba a mi lado derecho.
Íbamos de regreso a casa, pasando por entre los jardines con
arboledas llenas de sakuras. Tenía la vista agachada, estaba entristecido.
-Además… Kamenashi-san dijo que no era grave y que él se
encargaría- pronunció Keito, dándome ánimos, o eso intentaban ambos.
Lo que no sabían era que poco me importaba lo de Takaki. Mi
estado de depresión era porque Takaki había pronunciado justamente lo que no
quería escuchar… el nombre de Yamada.
Yamada Ryosuke. El nombre de quien fue alguna vez mi mejor
amigo, inclusive antes de haber conocido a Yuto o Keito. Es más, hasta antes de
haber conocido al estúpido de Takaki. Yamada era del tipo de chicos con quien
la diversión nunca termina. Íbamos a todos lados juntos, siempre juntos, e
incluso tomábamos baños y nos quedábamos a dormir en la casa del otro. Éramos
como hermanos, tan unidos que pensé que nunca nos separaríamos.
Sin embargo, tras haber conocido por primera vez a Takaki,
Yamada comenzó a mostrarse celoso. Al principio no sabía el porqué, hasta que
cierto día, tras haber quedado con Takaki en un bar, Yamada me negó ir. Estaba
tan histérico y no parecía contento. Discutimos, peleamos y al final le dije
las palabras más hirientes de las que más me arrepiento. Cuando me confesó sus
sentimientos una semana antes, creí haber quedado en un trato con él, pero al
parecer no era así. Ese día se encontraba delante de mí, interviniendo entre la
puerta y mi avance, no pude pensar con claridad. Carraspee los dientes cansado,
viéndole fijamente, abriendo la boca y notándose en mi timbre de voz un tono
grueso: “¡No me molestes! ¡Tú no me gustas y no me gustarás nunca! No intentes
detenerme ¡Apártate! ¡Odio que te pongas así! Si hubiese sabido que serías así,
¡Ojalá no te hubiera conocido para que me dejaras en paz con Takaki!”.
Luego de eso, él se apartó sin pronunciar ni una sola palabra.
Esa noche tuve mi primera vez con Takaki, y debido a que no pude pararme bien
en dos días, no supe que Yamada había sido transferido. Nunca me lo dijo, que
ese día era su última vez conmigo. No quería que me fuera no porque estuviera
celoso de Takaki, sino porque deseaba pasar conmigo su última noche en el país.
Me sentí abatido. No supe cómo reaccionar ante eso y dejé
que las lágrimas fluyeran mientras gritaba su nombre sobre un risco que daba al
mar. Casi me acabo la voz en eso, pero necesitaba pedirle perdón, y deseaba que
mis palabras le llegaran.
Nunca más lo vi, hasta hace un mes que supe que había
regresado. Pero no tuve el valor para enfrentarlo. Yuto y Keito sólo supieron
que Yamada fue mi mejor amigo de la infancia, y que al partir nos distanciamos.
No les conté todo lo que sucedió, ni siquiera Takaki sabía cómo había terminado
todo.
-Anímate Chii~ ¿Sí? Si algo te dice ese estúpido de Bakaki,
déjalo a nosotros. ¡Haremos que se arrepienta! ¿O no Keito?-
-¿Sabes pelear?- le miró con sorpresa, inspeccionándolo con
su vista por todo su cuerpo.
-No pero… Tú te interpondrás ya que eres suavecito y estás
llenito. ¡Así se cansa contigo y yo le doy el golpe de gracia! ¿No te parece
una buena idea?-
No pude evitar echarme a reír cuando Keito abrió la boca por
ello, sonrojándose y respondiéndole a Yuto con palabras que a mi parecer, no es
conveniente recordar. Comenzamos a reír juntos y me dejaron hasta la puerta de
mi casa, alegrándose de haberme hecho reír.
-Idiotas…- sonreí de lado viendo sus figuras desaparecer en
la esquina de la cuadra.
°°°
-No me gusta- seguía observando por el espejo aquellas
marcas que ahora parecían manchas pequeñas, del tamaño de una peca redondita.
Suspiré contra el espejo y me aparté, no tenía sentido que siguiera con ello.
No me daban escozor, así que estaba bien.
-Yuu-chan~- escuché la voz chillona de mi hermana, girándome
a verla en el marco de la puerta con el rostro de cansancio.
-¿Qué pasa?- me acerqué, parecía como si en cualquier
momento fuese a desplomarse en el suelo.
-Yuu~ -se dejó caer entre mis brazos, obligándome a
sostenerla con fuerza para que no
cayéramos ambos –Mi cuaderno~-
-¿Qué tiene tu cuaderno?-
-Lo dejé en la casa de los Yamada~- susurró con tortura. –No
quiero regresar~ está muy lejos y tengo tarea… ¡Yuu~!- lloriqueó sobre mi
pecho.
-¡No!- grité, soltándola y dejando que cayera sobre el
suelo, apenas dándole tiempo de poner sus brazos para amortiguar la caída. -¡No
iré por él!-
-¡¿Qué?! ¿Dejarás que tu hermana inocente, indefensa y
cansada se adentre en la noche con los peligros que hay?- me respondió de desde
el suelo, donde descansaba recostada boca abajo pero con el pecho ligeramente
alzado para que pudiese hablar.
-Ah sí… ¿Y por eso debo ser yo el que se arriesgue?-
-Pero… Tú… eres ágil, fuerte, rápido… ¡No te tomará ni media
hora ir y regresar! Vamos~ ¡Ve, ve, ve, ve, ve, ve, ve!- empezó a patalear y hacer
berrinche sobre el suelo. Yo intenté ignorarla recostándome en la cama pero, al
final, terminó por acusarme.
°°°
-Esta me las pagarás- iba amenazando.
Caminaba lento con un paraguas en las manos, debido a que
una ligera lluvia se había precipitado no hace mucho. En esta época era muy
raro que lloviera, pero de vez en cuando una ligera brisa caía, aunque esta vez
tocó en la noche.
Resoplaba con pesar. No quería regresar a esa casa pero,
varias veces había ido aunque en compañía de mi hermana o con mi madre.
Nuestras familias eran muy buenas amigas debido a la relación que Yamada y yo
teníamos, mala suerte para mí pues tuve que soportar estar al frente de Ryosuke
varias veces, sonriendo como si nada hubiese pasado y recibiendo una sonrisa
casi o peor de falsa que la mía. Notaba que Ryosuke no soportaba verme, tanto
así que, cuando íbamos, él salía a dar paseos o se encerraba en su cuarto
diciendo que debía “estudiar”.
Si no lo hubiese visto jugando videojuegos en su cuarto, le
hubiese seguido creyendo a su “estudiar”. Así fue como me percaté que todavía
no me había perdonado, y tenía miedo de topármelo.
Mi único consuelo era saber que mi hermana ya había avisado
de antemano que iría por su libreta, así que probablemente la hermana mayor de
Ryosuke ya esté en la puerta esperándome con el cuaderno en manos para evitarme
la espera y el que se haga más noche.
-Bueno… sólo unos pasos más y llego- suspiré, viendo la
última esquina que debía doblar antes de llegar al pequeño portón de hierro
pintado de un lindo tono crema.
Mas, una vez ahí, tuve la sensación de que algo iba mal. Al
abrir el portón, noté que las luces estaban apagadas, lo que me hizo sospechar.
Lo peor era que, al alzar más la vista, vi por entre las cortinas, la silueta
iluminada de una figura bastante conocida.
El cuarto de Ryosuke estaba en la segunda planta, en el lado
derecho. Sus cortinas siempre habían sido finas y a veces traslúcidas, pero
mantenía las ventanas cerradas para evitar que pasaran los bichos o
animalillos. Le gustaba que fueran así de ligeras porque le encantaba observar
la noche, las estrellas, la luna… Yo me la pasaba viendo con él el firmamento,
y varias noches nos quedábamos al pie de su ventana observando el pequeño
recuadro que ésta nos dejaba ver del cielo.
La luz de su escritorio estaba encendida, ninguna otra más
que la de él. Noté su figura encorvada delante de la mesa, concentrado –supongo
yo- en sus estudios. Apreté los labios y desee que al menos sus padres siguiesen
despiertos, para que no tuviese que bajar a abrirme. Pero, de seguro sería su
hermana mayor o menor las que bajaran, es decir, mi hermana ya había avisado
que vendría, ¿no? Aunque, la luz del cuarto de ellas estaba apagada como todas
las demás de la casa.
Me acerqué con dudas, alzando la mano y finalmente tocando
el timbre. Esperé, pero no parecía que nadie respondiera. Apreté los puños y de
nuevo alcé la mano con intensión de tocar de nuevo el timbre, pero no hubo
necesidad de ello pues, antes de si quiera rozarlo, la luz del pasillo que daba
a la puerta ya había sido encendida.
Respiré con delicadeza al ver la sombra acercarse a la
puerta, pero cuando al fin se abrió, la respiración se me cortó.
Frente a mí, se encontraba Ryosuke.
Mis ojos no parpadearon, mi respiración se contuvo y, como
si el tiempo se detuviera, nos observamos por unos momentos.
°°°
-Oh está bien… ¿En dónde dices que lo dejaste?, No, no, no,
ya vi ahí y no había nada ¿Segura que fue acá? ¿Sí?, No, es que salieron ¿a
dónde?, creo que a visitar a mi abuela, se sentía enferma y fueron a ver que
todo estuviese bien. ¿Yo? Debo estudiar para un examen de mañana por eso me
quedé. Sí, sí… ¿Eh? No… Dejaron las puertas cerradas. No les gusta que se
queden abiertas, como me la paso en la universidad hasta entrada la noche, la
casa se quedaría sola así que dejaron cerrado todo. ¿Cuándo? Dentro de dos
días… Si… Lo siento, ¿Eh? No, está bien… Sí…-
Permanecí en la sala, con la vista perdida en algún lugar de
ésta. No podía creerlo. Al parecer, el mensaje que le había enviado a la
hermanita de Ryosuke, no pudo haber sido leído debido a que no estaban acá. Se
habían ido a perder a quien-sabe-dónde y no había señal en ese lugar. Así de
simple. El mensaje no llegó, no les pudieron avisar que no se encontraban y por
lo tanto no me avisaron a mí de ese suceso. Ahora, estaba acá, sentado en la
sala, con la luz prendida y viendo mi reflejo por la ventana, también podía ver
la espalda de Ryosuke hablando por teléfono en el pasillo. Suspiré, ¡de verdad
que estas me las cobraré Saya!
De tanto coraje, me comí los dos dulces que Saya me había
dado como recompensa. Mordiéndolos y escuchando el crujido dentro de mis oídos.
-Si… ¿Eh? No, no hay problema con eso… Si… Se quedará en mi
cuarto…. ¿Sillón? No, no podría dejarlo dormir ahí… Tengo colchonetas y un saco
de dormir, le diré que cual prefiere… Sí… No se preocupe… Nos vemos.-
Casi me atraganto con el dulce al escuchar esas palabras.
¡¿ME IBA A QUEDAR EN LA CASA DE RYOSUKE?! Y no sólo eso… ¡DORMIRÍA EN SU
CUARTO! Mi corazón se aceleró. ¿Cómo lo iba a soportar? ¡TE ODIO SAYA!
-Creo que ya oíste lo que pasó- escuché su voz detrás de mí,
viendo por la ventana su reflejo.
Me estaba observando. Pero, su mirada demostraba que no
estaba contento por ello.
-Ah… sí… lo escuché- sonreí de medio lado. Lo menos que
deseaba era quedarme a solas con él.
-Vamos entonces. Acomodo tu “cama” y me pongo a estudiar
para mi examen de mañana-
-Sí…-
Apenas respondí. Aquella respuesta me sonó cortante y… fría.
Era como un “No tengo tiempo para preocuparme por ti, debo estudiar” o incluso
un “No me molestes” muy claro.
Lo seguí conduciéndome por pasillos ya memorizados en mi
cabeza. Apenas y alzaba la vista para verle, notando que ya era algo más alto
que yo, aunque siempre lo fue, pero esta vez, lo veía demasiado inmenso y
lejano. Su espalda era amplia, su cabello alborotado pero corto, tanto, que
dejaban al descubierto su parte posterior del cuello. Su camisa del pijama
estaba doblada hasta el codo, era suelta pero dejaba ver un poco de su cintura
por lo chica que le quedaba. Su pantalón se amoldaba perfecto a su cadera,
siendo suelto y recto, llegando incluso más abajo del talón, aunque milímetros.
No era para pisarlo, pero tampoco tan alto como para no arrastrarlo.
Cuando llegamos al cuarto, se apresuró a acomodar sus cosas,
aunque no había mucho que arreglar. El único desarreglo de su habitación, era
el escritorio amontonado de libros y papeles que cubrían casi por completo la
superficie de éste.
Yo simplemente lo observé trabajar, sintiéndome cohibido
pero, con aires de nostalgia.
°°°
-Buenas noches…-
-Descansa-
Aquellas palabras, temblorosas, salieron de mis labios.
Siendo respondidas de una manera suave y serena. Al menos, ya parecía un poco
más relajado.
Estaba recostado a un lado de la cama de Ryosuke. Mi vista
contemplaba su techo desde hace rato, no podía dormir. No quería voltear a otro
lado, así que permanecí inmóvil en la misma posición deseando que la mañana
apareciera.
El motivo por el cual me había quedado en su casa, era que
de un momento a otro la lluvia había empeorado e incluso ahora se veían rayos a
lo lejos.
Tras eso, no pude objetar nada, y creo que él tampoco.
También sé porque razón no me dejó quedar en la sala. Sabía que a veces, cuando
las cosas empeoran, no podía dormir con la luz de los rayos o el rugido de los
truenos. No les tenía miedo, simplemente me quitaban el sueño y me hacían
imposible conciliarlo de nuevo. Además, el sillón no era precisamente “cómodo”.
Ryosuke seguía preocupándose por esos pequeños detalles, o
tal vez sólo eran ideas mías. Extrañaba sus cuidados. LO extrañaba a él, pues,
aunque Yuto y Keito aparecieron cuando más los necesitaba, siempre esperé
ansioso por volver a estar cerca de Ryosuke. Ni yo mismo me entendía al
principio, hasta hace un mes, cuando por primera vez lo vi, fue que supe. Me
había enamorado de él, pero por mi ceguera y afición a Takaki, no me había
percatado de eso.
Viré lentamente la cabeza, hasta encontrar su espalda
reclinada al frente. Su silueta era dibujada por la luz tenue de la lámpara y,
sus movimientos apenas perceptibles, ponían en evidencia su concentración.
Me perdí en esa figura y poco a poco, fui cerrando mis ojos,
preso del sueño.
°°°
Mi corazón estaba agitado. Mis pies pesaban a pesar de que
parecía que corría sobre nubes. Mi cuerpo sudaba a mares y, detrás de mí, la
imagen de unas manos intentando cogerme. No podía escapar, una neblina espesa
me estaba sofocando y… cuando sentí que caía en un precipicio, me estremecí. Al
abrir los ojos, aún dentro de mi inconsciencia, noté el pecho sudoroso de
alguien debajo de mí. Al abrirlos más, no podía creer la imagen que veía…
Ryosuke, desnudo, debajo de mis manos.
Su perfecta figura enmarcada por el tono rojo de las
sábanas. ¿Y cómo conocía la forma de su cuerpo? Cierto día, tras haber ido de
visita con mi hermana, mi vejiga y mi organismo conspiraron contra mí. No podía
aguantar y, al entrar al baño, pude ver de frente el cuerpo desnudo de Ryosuke,
quien se acababa de bañar y la toalla estaba secando su cara.
Suerte para mí que nadie me vio, y nadie más que yo supo lo
que había sucedido.
Ahora, contemplaba toda la hermosura de su cuerpo bajo el
mío. No podía resistirme, no podía, ese cuerpo, me llamaba. Lo hacía, pedía a
gritos que lo tocara… Yo… Yo…
Un rayo me despertó de ese sueño con agitación.
Me alcé veloz con los ojos bien abiertos. Estaba sudado,
agitado, sediento. ¿Qué me pasaba?
Apenas y pude moverme, pues de un momento a otro mi cuerpo
comenzó a doler. Pero, eso no fue lo que me espantó. La razón de mi grito
ahogado, cubierto por mis manos, fue que mi cuerpo ardía. ¡Estaba ardiendo!
Tenía sed, calor y mis movimientos eran casi nulos.
Me sentí adormecido. No podía creerlo, algo me estaba
pasando. Mi cuerpo, mi mente, ¡todo estaba hecho giros!
Con la fuerza que pude, me levanté, sintiendo mis piernas
flaquear. Mis manos tomaron las sábanas de Ryosuke con fuerza, y gracias a que
con ellas, pude apoyarme sobre la orilla del colchón, pude impulsarme hacia
arriba, caminando paso a paso, lento, viendo que las paredes y el suelo
parecían girar y querer unirse en un punto del centro.
Con pesar llegué a la puerta, abrí torpemente y salí.
Sostenido de los muros, llegué hasta el baño, y al abrir la puerta, casi podía
asegurar que alguien me empujó con fuerza hacia el lavabo, cayendo mi pecho
contra el borde de éste.
Me alcé, apretando con fuerza el borde para no caer y usando
casi todas mis energías en ese movimiento sólo para observarme al espejo.
Aunque las luces estaban apagadas, podía ver con claridad el
tono de mis ojos. Estaban rojos, pero no vivo, si no, como si hubiese bebido o
llorado durante la noche, evitando la hinchazón alrededor de ellos. Mi boca
reseca pedía a gritos agua y, una sensación agria invadió mi garganta, llevando
por inercia mi mano a rodear el cuello.
Me sentía morir. ¿Qué rayos me pasaba?
“-¡Son vampiros!-” La voz de Yuto pronunciando eso
retumbaron en mi cabeza. ¿Vampiros? No puedo creer en eso. ¡Es imposible! ¡No
existen!
Pero, dudé. Al recordar la noche pasada, antes de que las
marcas aparecieran, entre mis sueños creí haber visto algo en mi cuarto. No
quise darle vueltas al asunto pero, esa noche, recuerdo haber visto una figura
sosteniendo mi rostro. Apenas pude reaccionar, abriendo en una ranura los ojos
y viendo la imagen borrosa de unos labios rojos de mujer curvándose. De entre
ellos, se asomaron unos finos colmillos filosos. De su comisura, pareció
resbalar un líquido oscuro, que descendió con lentitud hasta su barbilla. No pude distinguir nada más y caí dormido de
nuevo. Al día siguiente, las marcas ya estaban.
Vi mi cuello y, cuando un rayo iluminó el espejo y a mi
reflejo, pude notar que de mi cuello gotas de tono rojo oscuro parecían
escurrir. Y, al alzar de nuevo la vista, una silueta a mi espalda, estaba
parada.
Voltee como un loco que se siente acosado sin ser verdad,
pero, la silueta no había desaparecido, lo que debía de haber sido normal si
era sólo un juego de mi cerebro. Pero no lo era, porque esa silueta, comenzó a elevar
la mano.
-¡AHHHHHHHHHHHHHH!- No pude evitar lanzar un grito de
terror.
°°°
-¿Qué te pasa?-
Su voz fue como música para mis oídos. Y su imagen más.
Quien estaba detrás de mí era Ryosuke. Lo había despertado, luego de haber
jalado sus sábanas. Se levantó somnoliento y me siguió, pero terminé por
asustarlo cuando grité desconcertado.
Mis ojos estaban llorosos, y él me miraba con incógnita y
preocupación.
-Yuri… Tu cuello…- me dijo, sorprendido pues, de seguro,
había visto el líquido rojo que resbalaba por éste.
-Ryo…- no aguanté y estiré mi mano en forma suplicante por
ayuda, soltando el lavabo y sintiendo que mis piernas no reaccionaron pues se
doblaron al instante.
Ryosuke pareció entender y se apresuró a sostenerme antes de
que cayera al suelo.
-¡Por dios Yuri! ¿Qué tienes? ¿Qué te pasa?- su voz era de
preocupación.
Yo seguía con la sed en mi garganta, el calor quemando mi
cuerpo y unas ganas tremendas por probar la piel del cuello de Yamada, que en
la posición en la cual me estaba sosteniendo, con mi cabeza sobre su hombro, me
dejaba apreciar a la perfección el punto donde su palpitante yugular me
llamaba.
Inconscientemente, llevado por mis impulsos, abracé a
Ryosuke por el cuello y acerqué mis labios hacia su cuello. Besé apenas rozando
la piel con mis labios y, saqué la punta de mi lengua para poder saborear su
piel. Un sabor dulce invadió mis papilas gustativas. El amargo sabor del cual
antes estaba invadida mi boca, ahora había cambiado a un sabor dulce, como si
de azúcar estuviera hecha su piel.
-¡Ah! ¡Chinen! ¿¡Qué rayos te pasa?!- Ryosuke reaccionó
asustado, ¿Y quién no lo estaría? De un momento a otro, quería devorarlo.
-Ryo… Ryosuke…- pronuncié sobre su oído. Sentí su cuerpo
temblar sobre mis brazos, y esa sensación me gustaba.
Él intentó alejarme, pero me impulsé al frente, cayendo al
suelo. Al levantarme, pude verlo. Sus ojos cerrados con fuerza, sus mejillas
sonrojadas seguro por la acción de hace unos momentos y, su pecho ligeramente
lograba notarse. Mi corazón se detuvo.
Mis ojos no podían dejar de verle y si me pudiese ver, podría jurar que estaban
totalmente brillosos y, con un tono carmesí en ellos.
Ryosuke volteó a verme. –Chinen… ¿Qué ha…?- no le di tiempo
ni de hablar.
En un impulso, mis labios chocaron con los suyos. Lo estaba
besando. Mi cuerpo se estremeció y por leves instante juro haber sentido como
me correspondía, pero eso cambió cuando giró su rostro a un lado para
deshacerse del beso.
-¡CHINEN! Con un carajo… ¿¡QUÉ RAYOS PRETENDES!?-
-Te amo…- susurré, sintiendo mis lágrimas fluir –Lo siento…
Ryosuke… Fui un idiota hace un año… Por favor… perdóname… - susurré, sintiendo
que mi voz se quebraba a la par que mis manos apretaban con fuerza la camisa al
nivel de su pecho y mi cabeza se ocultaba entre su cuello y su hombro.
Aquel instante fue efímero, pero a la vez eterno. Nos
mantuvimos callados. Mi cuerpo se había relajado y mi mente aclarado, me sentía
bien que no me iba a importar ya que Ryosuke me rechazara, incluso me sentía
satisfecho y que podía aceptar su negativa con una sonrisa.
Pero aquello tuvo que deshacerse cuando mi cuerpo me
traicionó.
El calor de nuevo regresó, ahora más intenso que antes y con
ello secando mi boca a mares. Mi cabeza palpitó y no pude evitar encogerme por
los espasmos que de pronto comenzaron a azotar mi cuerpo. ¿Metamorfosis? ¡ME
ESTABA TRANSFORMANDO EN VAMPIRO!
No quería beber de la sangre de Ryosuke, así que me arrastré
lejos de él. Apenas podía escuchar sus palabras pronunciando mi nombre en tono
de preocupación. Yo estaba hecho ovillo en el suelo del baño, y de seguro con
la respiración agitada, gimiendo de dolor debido a los espasmos.
-¡CHINEN!-
Fue lo último que escuché antes de caer desmayado.
°°°
Mi cabeza palpitaba. Mi cuerpo estaba pesado y, una mano
acariciaba mi frente.
Al abrir los ojos, pude ver la mano de Ryosuke alejarse,
dándome ahora su espalda. Viré lentamente el rostro sólo para ver con claridad
como Ryosuke estaba con una bandeja llena de agua, exprimiendo un trapo y
sacudiéndolo. Me estaba cuidando.
No pude evitar sonreír al momento de verlo girarse y
quedarse observándome.
-¿Te sientes mejor?- me preguntó suave.
Asentí. Aunque realmente no me sintiera de esa manera. De
hecho, tenía de nuevo calor por todo el cuerpo, espasmos aunque más ligeros y
una sensación tremenda de sed en mi garganta. Pero, cuando Ryosuke posó su mano
de nuevo sobre mi frente, sentí que aquello no era tan malo.
-Chii… ¿Comiste algo extraño? Parece como si estuvieras…-
parpadee, negando.
-No estoy enfermo… -
-¿Enfermo?-
No podía dejar de mirarlo. Sus labios, sus ojos, su cabello,
su rostro, su cuello… Su cuello… De nuevo el sabor amargo invadió mi boca y
desee probar su piel.
No podía pasar esto, dejé de escuchar la voz de Ryosuke y sólo
escuchaba una voz en mi cabeza “cómetelo”. Sacudí intentando quitar esa idea
tonta, pero, sólo provoqué que Ryosuke se acercara.
-Chii, ¿estás bien?-
Su rostro cerca del mío, su aliento humedeciendo mi mejilla.
No, no podía resistir más. Ryosuke debía ser mío.
Me acerqué, tomando su rostro ya sin oír nada más que mis
deseos, posando mis labios sobre los de Ryosuke. Pensé que aquel beso duraría
más, pero tan pronto posé mis labios sobre los de Ryosuke, éste se apartó.
-¡Chinen! ¡Escúchame! Algo te está pasando… Y yo sé que es…
Debemos ir rápido al baño antes de que las cosas empeoren-
-No puedo detener la metamorfosis de un vampiro… No sé cómo-
sonreí.
-¿Qué?-
Cerré mis ojos y luego los abrí, mostrando mis ojos tono
carmesí. Lo sabía pues, Ryosuke permaneció estático, seguro incrédulo de lo que
veía. Así es, yo, Chinen Yuri, ya me había transformado en un demonio bebe
sangre. No me importaba, porque, ahora nada más que el deseo se alojaba en mi
cuerpo y mente. Deseaba poseer a Ryosuke.
-¡Chinen!-
Me abalancé sobre Ryosuke, abrazándolo por el cuello y
cayendo a la cama. Las almohadas y cobijas saltaron y, aunque trató de
liberarse, simplemente mi agarre era más fuerte que el suyo. Estaba comprobado,
ya había terminado la metamorfosis.
Abrí los ojos viendo la suave piel de su cuello. Relamí mis
labios humedeciéndolo y posando un beso húmedo sobre su cuello. Él negaba, me
gritaba, y decía palabras que ya no podía identificar. El calor de mi cuerpo
aumentaba y los espasmos se dirigieron a un solo punto: mi parte baja, mi
miembro.
Cuando Ryosuke movió su pie en un intento por hacer girar su
cuerpo, rozó con la rodilla aquel bulto ya formado en mis pantalones.
Gemí con fuerza sobre su oído a propósito, bastando sólo eso
para dejarlo estático.
Sonreí divertido, llevando mis labios desde su cuello en el
hueco yugular, hasta el lóbulo del oído. Rodee con éstos el pequeño piercing dorado
que en esos momentos llevaba.
Bajé la lengua desde ese punto, dando toques con la punta,
hasta el borde de la clavícula. Ahí, tuve que retirar poco a poco las prendas
que me molestaban para poder probar su pecho. No sentí ninguna objeción ya, así
que proseguí.
Besé, lamí, froté mis manos sobre la parte de la clavícula
de lado a lado. Necesitaba más, no iba a conformarme con eso, y entonces, le
oí.
Un pequeño gemido por parte de sus labios me hizo alzarme de
golpe a ver su rostro. Estaba sonrojado. Tenía el dorso de su mano cubriendo su
boca y sus párpados fuertemente apretados.
Mi corazón dio un vuelco, y sus labios me llamaron. Me
acerqué hasta su rostro, retirando la mano que me impedía pasar hacia su boca y
me acerqué. En un tacto, sentí sus labios carnosos, calientes y suaves bajo los
míos. Me mantuve un momento así, sorprendiéndome cuando sentí entre ellos algo
húmedo que se deslizaba con ansiedad hacia mí. Era la lengua de Ryosuke.
Abrí dejando pasar aquella lengua dentro de mi cavidad,
encontrando a la mía y dando toques para invitarla a bailar dentro.
Entrelazadas, fueron y vinieron de cavidad en cavidad, llenando mi boca de su
sabor. Sabía tan bien, nunca antes había probado algo parecido. Quería más,
quería más.
Nos separamos para poder tomar un poco el aire, abriendo los
ojos y notando la mirada de Ryosuke clavada en mí. Sus ojos brillantes,
denotaban deseo. Ambos pensábamos en lo mismo, nos deseábamos.
Se acercó a mí, besando la punta de mi mentón y bajando
hasta mu cuello. Temblé al sentir su lengua lamiendo mi cuello. ¿Él habrá sentido
lo mismo? La sensación me gustaba.
Lo empujé de nuevo hacia la cama, apartando mi piel de su
feroz boca y sonriéndole. Él solamente me miró y nos acercamos de nuevo. Esta
vez, el beso fue más apasionado. Nuestras bocas parecían devorarse, mis manos desabotonaban
su camisa, tocando cada rincón de su piel. Él, mantenía sus manos fijas
alrededor de mi cintura, apenas moviendo las manos para acariciar mi espalda.
Mis besos descendieron, llegando hasta cada uno de los botones
en su pecho. Lamí la aureola, mordiendo y succionando. Al escuchar sus gemidos,
sentí que todo mi cuerpo se erizaba.
Bajé, llegando hasta el ombligo. Metía y sacaba la lengua,
en un movimiento provocativo. Reí al oírle pedir que parase.
Sabía que lo disfrutaba, y no me detendría. Mis manos ahora
comenzaron a deshacerse de las prendas estorbosas sobre su cuerpo, viendo que,
mis besos habían funcionado.
Al llegar a su miembro, éste se encontraba totalmente
despierto. Apenas podía creer que esto estuviese pasando.
Mis manos presurosas lo tomaron, sosteniéndolo y apretándolo
en ciertas partes. Comprobaba con la mirada que estuviera disfrutándolo,
bajando de nuevo la mira a su sexo. Mis labios se relamían de pensar en el
sabor, acercando la boca y apenas sintiendo con la punta de mi lengua, el
palpitante y goteante vértice del glande.
Mi boca deseaba probarlo más, tragarlo, morderlo, saciarse
de su ser.
Mordí la punta escuchando objeciones, pero no me importaba.
Sus manos se dirigieron a mi cabeza para detenerme, pero las alejé apenas con poco.
Succionaba, meneando su pene con mi boca y manos. Apretaba con mis labios el
falo, intentando meterlo dentro de mi cavidad, haciéndose cada vez más
imposible.
Su voz se escuchaba en toda la habitación, en un grito
sonoro, terminó por correrse en mi boca. Un éxtasis. Una explosión. Mi boca
llena de él, de su sabor. Sonreí.
Me levanté viendo como sus ojos aún deseaban más, yo igual
lo deseaba. Con sonrisas cómplices, volví a ese lugar, besando y rozando con
mis dientes, a lo que él respondió con un fuerte gemido y se apresuró a dirigir
sus manos hacia mi camisa para jalarme.
-¡Maldita sea Chinen, quítate la ropa!- exigió.
Hice caso omiso, no le iba a dar el placer hasta que yo
quisiera. Aunque ya me estaba incomodando. Pronto desaparecería.
°°°
Ambos cuerpos rozándose entre sí. Roce tras roce el calor
aumentaba, abrazados y frotando nuestros miembros uno contra otro. Estaba sobre
él, besándonos. Nuestros pies enredados, las respiraciones agitadas, los
cuerpos sudorosos favoreciendo a la fricción.
Me aparté de Ryosuke, observándolo unos instantes. La misma
imagen que en mis sueños. Su rostro rojo, sus manos hacia mí pidiendo a gritos
que mi cuerpo y boca lo tocaran.
Verlo de esa manera, no pude evitarlo. Sonriente, lo giré,
logrando con eso desconcertarlo.
-¡Oye! ¿Qué ha…?-
Abrió los ojos de par en par al verme sonreír de manera
malévola, preparando mi miembro.
-¡NOOOO!-
Intentó voltearse, pero no lo dejé. Tomé sus manos con las
mías y las llevé hacia atrás. Estaba con el rostro contra el cojín, negando y
moviéndose, pero sus manos estaban prisioneras
al lado de su cuerpo, dejándome una vista bastante hermosa desde donde
estaba.
Ryosuke siempre había sido el dominante, este era mi momento
de brillar.
Acerqué mi lengua hasta su entrada, dándome paso con dificultad.
Ryosuke se movió agresivamente al sentirme ahí, bajando las caderas. Me tuve
que apartar, buscando la manera de detenerlo, llevando sus manos hasta la
espalda y sosteniéndolas con fuerza. Tuve que valerme de mi rapidez para que no
se moviera, apretujando su cuerpo en esa posición y comenzando de nuevo.
Necesitaba mantenerlo ahí hasta que estuviese preparado, de
lo contrario dolería.
Metía y sacaba la lengua, lamiendo y succionando. Sus
movimientos cada vez eran más fuertes, hasta que en cierto punto no pude
sostenerlo más y tuve que liberar una de sus manos. Creí que estaba por
apartarme, pero en vez de eso, llevó la mano hacia su rostro. Intentó cubrirse
la boca de los gemidos que emitía.
Con una sonrisa triunfante, tomé su mano, haciendo que me
mirara.
Llevé dos de sus dedos hacia mi boca. Lamiendo y
humedeciéndolos. No paraba de mirarme, mientras disfrutaba de sus dedos como
paletas de hielo heladas en un día de sol.
Bajé sus dedos, y con sumo cuidado, le indiqué que metiera
el índice dentro de su entrada. Aquel gesto lo dejó impactado, pues parecía no
reaccionar.
Nuevamente me agaché, acercando mi rostro y lamiendo su
palpitante entrada. Él gimió, alzando las caderas y temblando de las piernas.
Tomé su mano y con su propio índice, hice que se penetrara.
Al principio gritó, intentando sacar su dedo, pero se lo negué. Me acerqué a su oído susurrando
un “muévelo en círculos mientras yo hago otra cosa”, haciéndole estremecer.
Comenzó a mover su dedo como le indiqué, apartándome y
viendo desde la parte posterior, su manera tan sensual de hacerlo.
Bajé mis manos hacia mi sexo, masajeándolo y lubricándolo
con mis propios fluidos que goteaban en la punta. Ryosuke parecía disfrutar del
espectáculo, pues mientras yo hacía eso, no dejaba de observarme con una
sonrisa.
Cuando por fin estuve listo, aparté la mano que me
estorbaba, viendo cómo se quedaba quieto. Tomé su cadera, acariciando un poco y
acercándome para besar, mientras, abajo, mi miembro comenzaba a darse espacio
para entrar.
Aquello a ambos nos dolió. Me detuve instantes, pero cuando
pude al fin acostumbrarme y acostumbrarlo, metí de lleno todo mi pene.
Ryosuke se arqueó, gritando con fuerza mientras yo mantenía
su cadera aferrada con fuerza.
Abrí los ojos, tembloroso por las ansias de moverme. Saqué
lento mi sexo hasta la mitad, y lo volví a meter con la misma fuerza que antes.
Una vez más, él gritó, dejándose caer sobre la almohada.
Repetí consecutivamente hasta haber acelerado mi ritmo unas
diez veces más. La fricción de mi pene contra sus paredes lo había calentado.
Lo presionaban y estimulaban. Me
impulsaba con fuerza, quería llegar más profundo. Bajé mis manos hacia su
miembro, masajeando al ritmo de mis estocadas, deleitándome con gemidos más
sonoros y una voz que poco a poco iba enroncando.
Al fin, impulsado por mis piernas, llegué hasta el punto del
éxtasis.
Una corriente desde la cabeza hasta mis pies me envolvió.
Aquella misma corriente lo recorrió a él, pude sentirlo. Y, al segundo que
ocurría aquello, fue como si mi cuerpo se hubiese fusionado al de Ryosuke,
explotando a la vez.
°°°
-¡¿Qué tu qué?!- mis ojos estaban abiertos de par en par.
-¡L-Lo siento! ¡Fue idea de Daiki!-
-¡¿Y quién rayos es Daiki?!-
-El hermano adoptivo de Ryosuke… ¿No lo conoces?-
-No me interesa conocerlo… ¡QUIERO MATARLO! ¿Cómo se atreven
a planear algo en mi contra? ¡¿Dulces con afrodisiaco?! ¡¡LO MATARÉ!!-
-Tranquilo… No sabía que esos dulces contenían eso… Lo
siento…- se disculpó por más de dos horas, sin embargo, no iba a perdonarlos
con tanta facilidad.
Había caído en la estúpida trampa hecha por mi hermana y ese
idiota de Daiki a quien no conozco, pero en cuanto lo haga, lo mataré.
En la mañana ya no pude ver a Ryosuke, pero después de lo
que pasó en la noche, de seguro llegó a la escuela, cansado y adolorido. Me
odié por eso internamente y fue cuando me percaté de algo.
Las marcas en mi cuello habían desaparecido, notando que era
tinta y simple pegamento. Tal vez el calor deshizo el pegamento.
Cuando le pregunté a mi hermana, no pudo evitar decirme todo.
Ahora… No sé cómo mostrarme ante Ryosuke. De seguro… Me
odia.
°°°
-¿Y cómo te fue Ryo-chan?- sonrió amplio al menor.
-Idiota… te dije muy claramente… que le hicieran creer que
era víctima de vampiros… ¡NO UN VAMPIRO!- le lanzó una servilleta en bola.
-¡No fue mi culpa! Saya me dijo que lo había logrado…- hizo
un puchero.
-Ya no importa… hay…-
se talló la espalda.
-Lo que me sorprende es que… él… -no pudo evitar dejar
escapar una risita- te haya… metido… su… -antes de terminar la frase, fue
mojado con agua helada. -¡AAAH!-
-Cállate… -desvió la mirada- Maldito Chii… como se atreve…
-sonríe- siempre ha sido un líder~-
-haaa! Haaaa! –gritaba corriendo por todos lados.
FIN
YAMACHII YAMACHII ME ENCANTA *___*!!!
ResponderEliminarme encantó el fic, me encantó la última parte, que le hicieran creer que era vampiro ahahahahaha
también, aunque me gusta más Chii de uke, me gusta que sea al revés también ewe
Lo amé de verdad de verdad!!
muchas gracias!! Me alegra que te haya gustado ^^!!
EliminarGracias por pasarte a leer -w-
safagasghadsgashgas~
ResponderEliminar'siempre a sido un lider'
>.< ok... esto me traumoo!!
:3 pero fue un lindo trauma~
de uke a seme~ ... SIGAN LE DANDO DE ESOS DULCES!!!!
jajaj lo sé! Tuve que poner un poco de toque de mi humor *A*
EliminarGracias por comentar ;w; me animan a seguir *A*
hola me en canto fue algo trashumante pero muy lindo saber que cambiaron las cosas y fue chii quien fue el que lo hizo gracias por hacer mi petición y fue interesante que pensara chii que era vampiro y que lo hayan planeado sus hermanos de yama-chan y yuri fue genial y si siempre a sido un lider :) espero leeer mas fic yamachii
ResponderEliminarDe nada, fue un placer *A* dos pájaros de un tiro xD
EliminarMe alegra que te haya gustado y por lo de la segunda parte, sigo pensándolo xD
jaja tengo que ver como reaccionarían *A*
Y bueno! no estoy acstumbrada a hacer muchos YamaChii pero, me esforzaré xD
*w*.....*no había entendido lo de los dulces(?)* pero como que medio medio lo siento por mi ignorancia xD
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAPueees me encanto *^* aunque Chinen de seme ay dios, el pequeño disfruta más ser el pasivo para que mentir(?) pero ya que dijo "es mi momento de brillar" Ále me salio macho, ya pues me emocione!!!! ljsdahdfjlasdfhas ;w; el fanfic me encantooooo !
jaja gracias *A*!!! jeje me alegra que te haya gustado tanto *w*
Eliminarjajajaja poner a chii de seme ha sido un reto xDD
-se muere- ay ay ay ay mi uke siendo seme! me es imposible imaginarlo sin pensar "que tierno quiso ser seme" asdasdasd me encantó!! porque rayos no escribes más yamachi? donde tengo que hacer mi petición para que también a mi me hagas caso!!!! T___T
ResponderEliminarBueee~ Mi pareja ff es AriYama, por eso es que no hago mucho YamaChii xD, jeje >w<
Eliminarjajaja para lo de tu petición~ creo que había dejado mi correo por ahí perdido owo...
este... puedes enviar peticiones a esta cuenta *A* "kyo_chan20@hotmail.com"
jejeje aunque... a veces tardo mucho ._. -siempre tarda- ;A; pero intento hacerlo lo mejor posible! ;A;
Si esperas a esta fanfictionera, haré otra historia luego ;w;